Francisco Grisolía

Mi trabajo se caracteriza por el manejo de la dimensión acromática del color, por el intercambio visual entre la luz y la oscuridad, usando siempre el soporte como el brillo y el negro, o los grises como cerramientos que delinean la forma por la vía del contraste figura-fondo. En mis dibujos es el trazo hecho línea mi más usado recurso constructivo, son trazos rápidos y seguros que se esparcen en el papel como si fueran construidos en el espacio y luego dejados caer, una vez terminados, sobre el soporte.

Es un tema recurrente de mi trabajo, es el hombre como elemento central, colocado en diversas escenas interiores y siempre asociado a la soledad y el silencio. El hombre y sus situaciones más comunes. Es decir: el hombre y su relación con el mundo de los objetos, el hombre y sus realidades más complejas, como el amor, el trabajo o la muerte.

En la obra tiene la misma importancia lo lleno y lo vacío porque es precisamente el manejo de esa relación lo que termina dándole definición y concreción a la imagen. Esta relación está además determinada en cada trabajo por la escala del formato empleado.

El proceso de trabajo está guiado por el manejo de un concepto generador global, que privilegia la generalidad de la intención, sobre la particularidad de cada obra. Es decir que existe un proyecto, una idea general que inicialmente es borrosa y sobre la cual no se hacen bocetos previos, la obra se va visualizando y va tomando cuerpo en el momento mismo en que se va ejecutando. En mi caso, tengo la impresión, cada vez que trabajo, que la obra ya existe y yo simplemente la vuelvo visible. Es algo así como si el soporte ya estuviera sensibilizado con imágenes, como un papel fotografico ya expuesto en la ampliadora, y lo que hago es revelarlo con la aplicación de las tintas o las pinturas según sea el caso de los materiales que empleo en cada trabajo.

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