Adela Tarnawiecki, escultora. |
Aunque Venezuela carezca de ciudades monumentales, en las que el arte estatuario tenga el protagonismo público de Madrid o Paris, no puede decirse que en el desarrollo y evolución de las artes plásticas venezolanas no haya estado bien representada la escultura en todos sus estilos. Desde el
casi perdido pasado colonial y el renacer de la escultura en la era de
Guzmán
Blanco, durante la cual los artistas del
volumen eran todos extranjeros, el país ha venido creciendo en
la plástica
tridimensional de una manera acelerada, especialmente en las
décadas recientes,
apareciendo en la escena dignos representantes de esta forma de arte
milenario.
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En la
actualidad el flujo de nuevos artistas no ha cesado sino por el
contrario,
valores nóveles aparecen continuamente. Una de las personas que
se asoman al
mundo de la escultura, dentro de lo que podría llamarse el
figurativo figurado,
es Adela Tarnawiecki. Sus primeros pasos
firmes en el arte, hace ya muchos años, estuvieron en el
escenario, pues su
interés inicial fue la dirección de teatro que
estudió y ejerció en su ciudad
natal, |
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Y es aquí en Mérida donde encontró su
nueva veta de trabajo
artístico, primero en las artes del fuego, aprendidas en los
talleres de |
"Serena" |
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Porque son las mujeres, principalmente, las que trae Adela al metal, algunas en poses reposadas de gracioso abandono como “Serena”, cuyo nombre evoca todo el contorno psicológico de | |
"Ariadna"
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aquella que, en su plena desnudez, abandona todo resquicio de estrés para echarse, como Dios la trajo al mundo, a siestear meditativamente sobre una roca en una apartada orilla. No podría llamarse de otra forma. O en el recogimiento del cuerpo y del alma de una “Ariadna” abandonada de tu Teseo, que tras la promesa de venir por ella se ha ido definitivamente a otros rumbos que lo alejarán para siempre. Pero ella, en esta pose, todavía no lo sabe y su mirada es de esperanza del retorno del amado. O de una “Terpsícore” que haciendo gala de su naturaleza divina de reinar sobre la danza y el vestido, hace una pirueta en difícil equilibrio sobre un pie, que si no es de bronce o hueso vivo, se quebraría sin remedio. |
Para Adela sus lecciones de arte no se han quedado en el contacto con los maestros vivientes, de esos que en persona dan clases en la pizarra o en el taller, sino con aquellos que, habiéndose ido a otros universos hace tiempo ya, dejaron la huella de los inmortales. Los maestros griegos antes de que pusieran su firma en sus obras son de esos, y Don Pablo Picasso también está en esa lista. En homenaje a este gigante, y también para honrar a la mujer que trabaja dura y calladamente sin que se le reconozca su labor tan necesaria, Adela modeló una planchadora, siguiendo los trazos de la célebre pintura del maestro, que terminó bautizada como “Fatiga, u homenaje a Picasso”. |
"Terpsícore"
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"Fatiga u Homenaje a Picasso" |
El cansancio, la resignación,
el calor, el
esfuerzo del cuerpo para aplastar las arrugas de la tela, todo ello se
enfoca
en esta figura de brazos protagonistas y rostro de resignación,
recubiertos de
suaves pátinas como de antigüedad insondable, tan eterna y
clandestina como el
oficio doméstico. |
Sin
embargo, no solo la mujer, no solo la figura de pequeña escala
ve la luz en el
taller de Adela Tarnawiecki. En colaboración con su esposo,
Miguel Enrique
Alonso, quien también es escultor, Adela produjo un monumento a
escala real que
celebra al gran maestro venezolano don Simón Rodríguez.
Sentado plácidamente en
una banca de algún parque caraqueño de finales del S.
XVIII, don Simón se
arrellana rodeado de sus más queridos libros, para aleccionar a
dos muchachos
que, sentados en el suelo cubiertos apenas por leves ropas que esconden
mal sus
cuerpos sudados por el juego que acaban de interrumpir, escuchan
atentamente
sus palabras. No es una lección de la aridez usual, no es una
reconvención, es el conocimiento como un cuento para ellos. |
"Monumento a
Simón Rodríguez"
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Asentado en plena plaza de Una versión distinta de este monumento fue inaugurada en el Núcleo Táchira de la misma Universidad en San Cristóbal, estado Táchira, que incluye además la frágil figura de una niña trabajadora de unos diez años de edad, quien acercándose cautelosa al maestro quiere invitarlo a enseñarle las letras también a ella, porque esta niña, punta de lanza de la otra mitad olvidada del género humano, cuenta también. |
"Loca Luz Caraballo" |
Adela cuenta con
numerosas
otras obras que han ido a parar también fuera de Venezuela, como
a Colombia,
Perú, Alemania y Estados Unidos. |
La
escultura eescaloness
y ha sido siempre, desde los tiempos remotos
del cavernícola, un enlace entre lo terreno y lo divino, una
ruta hacia la
creación deífica de la que, después de todo, somos
producto acabado. Todo aquel
que explora sus territorios de lo tridimensional está por fuerza
inmerso en
este camino, y acabará por ser parte íntegra de ella.
¿Qué tan lejos se llega
por ahí? No podemos decirlo pues dependerá de lo que
lleve por dentro todo
aquel que se aventure en sus enredaderas, marañas y vericuetos.
Adela se
internó en sus laberintos y quien sabe hasta dónde pueda
llegar, pero de seguro
que no se quedará tan solo en los primeros . |