Viernes 17 de Diciembre de 2010     |    20
TalCual

Aquí Opinan

Abandona la noria



WILLIANS BARRETO



¡ Fin de mundo, Trinita! exclama Felicidad. Esto no tiene compón -comenta Encarnación.

También, oh contradicción, hay gente que siempre está contenta Anacleta- y dice: es que por todo nos quejamos. Así somos.

Esta tertulia es el caldo social ideal para que los académicos autónomos, ociosos, curiosos, investiguen con libertad sobre la felicidad. Hasta ahora el paradigma es "la noria hedonista". Nos repiten insistentemente: sin importar qué tanto nos esforcemos tratando de cambiar, nuestro nivel general de felicidad está predeterminado biológicamente. Los estudios recientes indican que es posible tomar la decisión de abandonar la noria y sus placeres para ser más felices.

Ha sido desmentida la teoría del punto de equilibrio, según la cual estamos destinados a mantener el mismo nivel de satisfacción, independientemente de nuestras decisiones. El nuevo estudio sugiere que la felicidad está relacionada con nuestras decisiones en la vida y puede cambiar considerablemente en el tiempo.

Uno de los aspectos más interesantes de la ciencia es su universalidad. Si bien es endógena en origen, a la vez es universal en ámbito de acción. La publicación y divulgación son un mecanismo eficiente de propagación de resultados científicos que forman parte del acervo de nuestra civilización.

Un grupo internacional de investigadores publicó un artículo en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, basado en datos del Panel Socioeconómico (PSoE) Alemán. Desde 1984, el PSoE ha monitoreado año tras año a los participantes, recopilando datos anuales de unos 60.000 encuestados alemanes. Recaudan información por cada persona que vive en la casa hasta que inicia su propio hogar, cuando entonces los nuevos miembros de la familia pasan a formar parte de la encuesta.

Veinte años después de iniciado el estudio, 40 de cada 100 encuestados cambiaron sus niveles de satisfacción significativamente, moviéndose hacia arriba o hacia abajo en el espectro de felicidad. El estudio sugiere que estos cambios dependen básicamente de cinco factores: características de la pareja, objetivos en la vida y prioridades, religión, la brecha entre el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso, así como la adopción de hábitos sociales y saludables.

Los investigadores encontraron que el factor más importante para la felicidad es la brecha entre el número de horas que alguien trabaja por semana y la cantidad de tiempo que le gustaría trabajar por semana. Si esta diferencia es de tres horas o menos, un individuo es probablemente bastante feliz. Tanto los que trabajan de más o de menos tienden a ser menos felices.

Estos resultados indican que podemos tomar las riendas de nuestra felicidad con las decisiones cotidianas. Así que la familia, el trabajo a gusto, el ejercicio físico -como saltar la talanquera- y las actividades sociales, nos hacen más felices.