1
Aquí
se alza mi voz por vez postrera
para
cantar con apolínea altura
la
notable e isólita manera
de
elección para rey de la basura,
esto
es, de la fantástica carrera
de
carros realizada en la llanura
formada
por la céntrica avenida
la
más ancha del mundo conocida.
2
Conducido
en las alas de mi mente
y
por la sabia mano de mi musa
aparece
ante mi súbitamente
en
profusión innúmera y confusa
gran
multitud de carros y de gente
que
alumbra el alba con su luz difusa
y
que con grande apuro y diligencia
se
aprestan a la magna competencia.
3
Y
como ya los rayos de la aurora
ornados
de arreboles y celajes
iluminan
con luz deslumbradora
la
multitud ingente de carruajes
puedes
¡Oh musa! designar ahora
los
nombres de los grandes personajes
que
dan lustre y honor con su presencia
a
la inmensa y selecta concurrencia.
4
Primero
está Joaquín Pérez Velarde
con
cuatro toneladas de basura,
sus
corceles apresta en los que arde
el
afán de iniciar prueba dura;
haciendo
de destreza gran alarde
se
prepara Don Rómulo Ventura
y
el famoso Venancio Peñalarga
que
blasona también roñosa carga.
5
Está
también Jerónimo Cardoso
preparando
su ajuar para la prueba
cargamento
pesado y asqueroso
sobre
enorme carro es el que lleva
a
su lado aparéjase afanoso
el
afamado Federico Trueba
y
el conocido Cátulo Barrientos
que
reparte basura a cuatro vientos.
6
Y
otros muchos están , hombro con hombro,
otros
diez, otros veinte y otros ciento
y
otros ciento cincuenta que no nombro
pues
se haría demasiado largo el cuento.
Hay
quien carga basura, quien escombro
hay
quien trabaja rápido, quien lento,
quien
reposa tranquilo, quien se agita
quien
bebe, quien discute, quien medita.
7
Cinco
hileras de carros enfilados
a
todo el ancho están de la avenida
los
que van delanteros más cargados
para
ser su ventaja disminuida.
Ya
están todas las cosas preparadas
para
dar la señal de la partida
nadie
se atreve a hacer el menor ruido
mientras
atiende al toque convenido.
8
El
toque de clarín rompe los vientos
y
del silencio a la gran turba saca
hay
quien pega sin muchos miramientos
a
su caballo con pesada estaca
quien
maldice a los santos sacramentos
porque
asustado su corcel se empaca
quien
se lanza sin freno y sin trabajo
echando
mil demonios, calle abajo.
9
Igual
que cuando el río turbulento
se
desborda e inunda la llanura
o
como el mar que henchido por el viento
a
la playa da acuosa sepultura
cubre
así la avenida en un momento
la
multitud de carros de basura
y
el aire surcan rústicos sonidos
relinchos,
maldiciones y alaridos.
10
Unos
avanzan cautos hacia el medio
otros
toman sin miedo por la acera
hay
quien choca y se vuelca sin remedio
esparciendo
basura por doquiera
otro
halla el subterráneo de por medio
y
a los tumbos desciende la escalera
otro
su carro sin querer desvía
y
se introduce en una lechería.
11
Se
amontonan mirones y curiosos
atraidos
del polvo y de los gritos
muchos
partido toman afanosos
enemigos
marcando y favoritos.
Surgen
desde lugares misteriosos
vendedores
de chuenga y cubanitos
y
a la ventana asoma algún vecino
alarmado
del ruido matutino.
12
Hay
quien piensa que el río se desborda
o
que algún terremoto lo hunde todo
hay
quien hace al bullicio oreja sorda
y
prosigue su sueño de igual modo
hay
quien piensa que al fin se armó la gorda
y
espera entusiasmado un acomodo
en
el orden social que se avecina
surgido
del motín que él imagina. |
13
Llegan
en tanto algunos a Lavalle
va
primero Jerónimo Cardoso,
cayéndole
basura por la calle
se
pone el pavimento resbaloso,
avanza
sin cuidar este detalle
gritando
y maldiciendo sin reposo
empuñando
su látigo en la mano
con
yerto cuello y corazón ufano.
14
Don
Federico Trueba va segundo
y
viendo que Cardoso le aventaja
deja
al punto las riendas furibundo
trepando
por su carro hasta la caja
arroja
cargamento nauseabundo
y
así el peso del carro se rebaja
y
en forma tan patente lo aligera
que
comienza a tomar la delantera.
15
La
magnífica idea surte efecto
y
el ejemplo bien pronto es imitado
cada
cual lanza cargamento infecto
sin
cesar hacia el uno y otro lado
se
puebla de inmundicias gran trayecto
y
el aire se oscurece hasta tal grado
que
sólo se divisa informe masa
y
ninguno distingue lo que pasa.
16
Cuando
van acercándose a Corrientes
se
aclara la tormenta de basura
han
volcado ya algunos contendientes
y
va primero Rómulo Ventura
uno
de los más rápidos siguientes
a
su lado afanoso se apresura
mas
choca el obelisco y se hace trizas
esparciendo
basuras y cenizas.
17
Así
corre Don Rómulo adelante
entonando
su grito belicoso
su
ventaja ya es neta e importante
y
su ánimo resuelto y empeñoso.
Cien
metros de los otro va adelante
cuando
en ágil avance y poderoso
Joaquín
Pérez Velarde con gran brío
presenta
a su victoria desafío.
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Cual
dos flores que crecen en el prado
un
blanco lirio y una rosa pura
y
cada cual es bella en sumo grado
compitiendo
en fragancia y hermosura
así
compiten en el altercado
los
dos potentes carros de basura
que
se destacan como dos gigantes
entre
tantos ilustres contrincantes.
19
Joaquín
Pérez Velarde audaz avanza
sin
poder superar a su adversario
y
cuando el carro de Ventura alcanza
en
modo peligroso y temerario
encendidas
basuras sobre él lanza
con
artero propósito incendiario
de
manera que en muchos carros luego
sus
destructivas lenguas alza el fuego.
20
Tres
carros de bomberos preparados
que
estaban apostados en Alsina
tocando
la campana y desbocados
hacia
la turba van que se avecina
dos
de ellos son de súbito arrollados
y
el otro que a escapar tan sólo atina
para
no terminar de igual manera
se
mezcla y se confunde en la carrera .
21
Cunde
en la retaguardia el desaliento
por
los choques, incendios y otros males
algunos
abandonan al momento
su
carro en locaciones anormales
otros
que en la revuelta su elemento
encuentran
para acciones ilegales
se
entregan al pillaje y los excesos
ocurriendo
vandálicos sucesos.
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Don
Federico Trueba mientras tanto
consigue
retomar la delantera
enarbolando
negro y sucio manto
que
hace flamear a modo de bandera
a
Belgrano se acerca en su adelanto
do
el rumbo ha de torcer de la carrera
y
en donde el riesgo aumentará por obra
de
la apremiante y rápida maniobra.
23
Ya
doblan los primeros por Belgrano
en
peligrosa y rápida carrera
sin
distinción tomando cualquier mano
y
yendo por la calle y por la acera
cada
cual se adelanta muy ufano
sin
reparar el medio o la manera
y
busca descartar al contrincante
llevándoselo
todo por delante.
24
Como
el mar en potente marejada
a
un estuario sus olas precipita
y
oprimido en tan ínfima morada
con
peligrosos vórtices se agita
de
tal forma la turba arrebatada
de
carros se revuelve y se encabrita
tratando
cada cual pasar primero
al
nuevo y más estrecho derrotero. |
25
Los
caballos de algunos se desbocan
por
el ruido y los choque espantados
otros
tumulto y confusión provocan
al
querer retornar amedrentados
al
riesgoso trabajo otros se abocan
de
desplazar el carro a los costados
y
escapar por las calles laterales
para
evitar así mayores males.
26
En
Diagonal penetran los primeros
entre
los edificios desfilando
donde
cirujas hay y basureros
que
aclaman a los de uno y otro bando
insultando,
gritando desafueros
y
sucios desperdicios arrojando
a
manera de aliento y de saludo
con
los más bravos del combate rudo.
27
Los
que van terminando la carrera
responden
al insólito homenaje
cada
cual lanza de cualquier manera
el
resto de lo que hay en su carruaje.
Vuela
escombro y cenizas por doquiera
transformando
de súbito el paisaje
y
formando fantástica espesura
de
torrentes y montes de basura.
28
Igual
que cuando suben hasta el cielo
en
las fiestas los fuegos de artificio
así
en alas del viento alza su vuelo
nube
inmensa de polvo y desperdicio
los
restos y ceniza hacen un velo
que
cubre toda casa y edificio
y
forman torbellinos de basuras,
que
se elevan en triunfo a las alturas.
29
En
tanto en la vanguardia va creciendo
la
puja con encono y con fiereza
pues
algunos la meta ya están viendo
y
se arrojan hacia ella de cabeza
otros
lanzan basura pretendiendo
a
sus carros dotar de ligereza
o
aún de lastimar a contendientes
con
basuras y objetos contundentes.
30
Otros
viendo su puesto en desventaja
con
desesperación hacen coraje
y
se acercan a quien les aventaja
a
quitarle las riendas del carruaje
hay
quien al conductor del carro baja
hay
escenas de lucha y abordaje
y
se producen muchas cosas feas,
altercados,
insultos y peleas.
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Ya
se acercan algunos a la meta
que
en la estatua de Roca está ubicada
con
jueces, dos heraldos con trompeta
y
una cinta en la calle atravesada.
Todos
lucen sus trajes de etiqueta
la
banda de homenaje está aprestada
y
pululan curiosos, periodistas,
magistrados,
fotógrafos y artistas.
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Llegan
ya los primeros contendientes
y
atropellan la meta y el jurado
hay
confusión, corridas y accidentes
y
no es posible ver quién ha ganado
hay
robos de trofeos evidentes
hay
vuelcos de los carros que han llegado
y
chocan con violencia partidarios
que
vivan a diversos adversarios.
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Del
edificio de Perú entretanto
arrecia
la avalancha de basura
tiran
por las ventanas todo cuanto
se
encuentra en su vetusta arquitectura
ventanas,
aparejos, cal y canto,
ladrillos
y pedazos de estructura
y
caen esparcidos o en montones
equipos,
profesores y ratones.
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Y
así en lluvia continua van cayendo
inútiles
objetos y elementos
hasta
que al fin con pavoroso estruendo
cede
la construcción y sus cimientos
entonces
a los restos van subiendo
cirujas,
basureros y harapientos
que
forman de las ruinas en la altura
el
grandioso festín de basura.
Fin |