Caminaré en presencia del Señor:
Amo al Señor porque escucha el clamor de mis plegarias.
Inclinó hacia mí su oído el día que lo llamé.
Me apretaron los lazos de la muerte, las redes del sepulcro;
Me ahogaban la angustia y el fastidio pero invoqué al Señor: ¡Salva, oh
Señor, mi vida!,
El Señor es muy justo y compasivo; nuestro Dios está lleno de ternura;
defiende a los pequeños el Señor, estaba yo sin fuerzas y me salvó.
Alma mía, retorna a tu descanso, pues el Señor se porta bien contigo.
Ha librado mi vida de la muerte de lágrimas mis ojos, y mis pies de andar
tropezones.
Caminaré en presencia del Señor en la tierra que habitan los vivientes.
Tenía fe, aun cuando me dije: “yo soy muy desgraciado”.
Pensaba, en medio de mi confusión: “el hombre es mentiroso”.
¿Qué le daré al Señor por todos los favores que me ha hecho?.
Elevaré la copa que da la vida he invocaré su Nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor delante de su pueblo reunido.
A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos.
Señor, tú me has soltado mis cadenas, a mí, tu servidor, que es el hijo de tu
esclava.
Quemaré un sacrificio en tu presencia para darte las gracias, invocando tu
nombre, oh mi Señor.
Te miraré Señor mientras camine en la tierra poblada por vivientes.
Voy a cumplir mis mandas al Señor, delante de su pueblo reunido en los
patios del templo del Señor, en medio de ti, Jerusalén.
(Salmo 114)
