[Foroprofesoral] Locuras contagiosas

[sananes en ula.ve]

(A propósito de "Aprendamos a Lanzar ...")

Uno realmente no sabe de qué asombrase más, si de la locura
de algunos líderes o del contagio que propagan a tanta gente
que parecía ser sensata. Quedan dudas de que algunas locuras
sean fingidas, aunque como dice el poeta sobre la sordera:

"Y si hay alguien que finge la sordera
 esto prueba que es cierta y verdadera"

Hay varios tipos de locuras contagiosas. Un ejemplo
magnífico está en la película nominada al Oscar este año,
El Aviador. Está basada en la vida de Howard Hughes, uno
de tantos hacedores que, sea por natura o por cultura,
sufren de un tipo de locura que los hace emprender obras
que parecen imposibles y que no sólo se empeñan en
realizarlas sino que consiguen embarcar a algunos cuantos
cuerdos en la empresa, como Noah, el Profesor Fitz y
Odekirk en la vida de HH. Son personajes que con su
tenacidad y genio inician el desarrollo de cosas
importantes, como lo son ahora los grandes aviones y los
viajes aéreos transoceánicos, en el caso de HH.

También muchos artistas padecen de locuras contagiosas,
porque logran arrebatarnos con sus obras.

Si fuera cierto que existe otra vida después de la vida,
esos divinos locos deben vivir eternamente felices de
haber dejado obras valiosas.

Otras locuras contagiosas desatan tragedias. Los guerreros
vengadores con sus palabras, cual drogas, enloquecen a las
gentes y las hacen decir y hacer insensateces.

En esos casos, los efectos del contagio son lastimosos
y no habría más que lamentar si no fuera por las
desgracias, probablemente irreparables, que pueden
acarrear, sea en matazones o en años de miseria y
sumisión.

Locuras que llegan a inducir al sacrificio a jóvenes y
hasta a niños convirtiéndolos en máquinas de matar, no
precisamente con chinas y cerbatanas.

Si también fuera cierta la teoría de la reencarnación,
pareciera que esos líderes vengadores que en vida sólo
supieron generar destrucción, muerte y miseria, siguieran
reencarnando en el vano intento de completar sus
venganzas. Así se explicarían los interminables círculos
viciosos de odio y violencia.

Marta Sananes