Construcción
del
concepto trabajo
en el
discurso
oral. Ejercicio de análisis
Anderzon Medina Grupo de Lingüística Hispánica Universidad de Los Andes. Mérida anderzon@ula.ve Acerca de este estudio. Analizar un corpus de estudio en busca de una guía para el mapa mental de lo que algunas personas creen (o manifiestan creer a través de su discurso) acerca del trabajo no pretende, desde ningún punto de vista, trascender la naturaleza netamente descriptiva de la ciencia que nos ocupa (i.e. la Lingüística). No obstante, convencido de que la lengua es nuestro espejo más fidedigno, y, consciente de que gracias a la Psicología Cognitiva podemos decir que nuestros pensamientos e ideas se organizan en esquemas mentales que dirigen nuestras acciones y nuestro comportamiento en general, esta versión del análisis crítico del discurso (ACD) pretende mostrar la construcción que una informante hace del concepto trabajo en su discurso. Construcción ésta basada sobre las creencias subyacentes al discurso conscientemente articulado; entendiendo creencia como todo aquello que pueda ser pensado (verdadero o no – estos términos tienden a expresar posiciones subjetivas o cultural e ideológicamente variables) (cfr. creencia en Van Dijk, 1999). Estas creencias, además de poder considerarse como objetos – cuasi materiales – de estudio, son organizadas en una suerte de discursos mentales (cfr. Pessoa 2001) que terminan por ser articulados en textos, objetos de análisis de nuestros estudios. Este estudio no ha buscado abordar declaraciones directas por parte del hablante sobre lo que ella opina acerca del concepto trabajo. Esto, debido a que, generalmente, cuando se nos pregunta lo que pensamos o creemos de un concepto, cosa, situación, etc., lo que ofrecemos a nuestro interlocutor suele ser lo que socialmente es considerado como el ‘deber ser’ de las cosas; lo cual no necesariamente representa lo que realmente pensamos, creemos u opinamos. Por lo tanto, lo que se ha buscado es inferir, desde un corpus de estudio concebido para propósitos de análisis distintos al nuestro, cómo esta hablante construye su concepto de trabajo. Para lograr nuestro propósito, antes debe ofrecerse al lector señas acerca del informante y sus contextos, inmediato y global, que le permitan formar una idea de sobre la base de qué y quién se hace el análisis, puesto que para el tipo de análisis hecho por el ACD, las formalidades de la lengua se hacen insuficientes. Metodología Nos basaremos en el análisis crítico del discurso (ACD), que, como sabemos, es una metodología que sigue el paradigma de las investigaciones cualitativas, el cual se ha popularizado en las ciencias sociales en los últimos años. El objetivo primordial de este paradigma es el de abordar las realidades como construcciones mentales de los fenómenos sociales, considerando que no existe solo una realidad, sino que son múltiples las realidades socialmente construidas (Villalobos, 1999). Por otra parte, bajo este paradigma, se considera que el comportamiento humano siempre está ampliamente influido por el ambiente que lo contextualiza, por lo que requiere que este último se observe con la convicción de que nada es trivial, que cada elemento es potencialmente una clave que podría ayudar a un entendimiento más comprehensivo del fenómeno que se estudie. Con esto en mente, nuestra premisa es que el ACD tiene como tarea el estudio del lenguaje como práctica social, como medio de construcción social de la realidad. Además, por obvio que parezca, el principal supuesto del ACD es considerar al lenguaje un hecho o fenómeno social. Este fenómeno puede ser abordado y estudiado a través de los textos que lo conforman en discurso y que son las unidades relevantes en la comunicación. Aún cuando diferentes, los varios enfoques del ACD siguen un mismo cometido: develar las relaciones entre las estructuras discursivas y las estructuras sociales. Teun van Dijk considera un tipo de ACD que implica tres elementos: discurso, cognición, sociedad (van Dijk, 2001), donde el discurso es considerado como cualquier acontecimiento comunicativo; la cognición incluye tanto la cognición personal o individual, como la cognición social o colectiva; y por último la sociedad incluye tanto las microestructuras locales de las interacciones cara a cara, como las estructuras más globales, sociales y políticas que se definen en términos de grupos, relaciones de grupo, instituciones, etc (cfr. van Dijk, 2001). Norman Fairclough, por otra parte, propone el ACD como un enfoque que puede utilizarse como metodología de análisis para los estudios en ciencias sociales (Fairclough, 2001). Entiende la semiosis como cualquier forma de creación de significado, la cual es, además, parte irreducible de los procesos sociales. Nuestro análisis se nutre de estos elementos teórico-prácticos; considerando el contexto (local y global – sobre todo el segundo), los saberes previos que estos contextos han conjugado en nuestra informante (tanto social como individualmente) y los textos objeto de estudio en sí, para desde y a través de ellos develar el discurso acerca del trabajo construido por nuestra hablante. Análisis Es entonces pertinente decir que la informante cuyo discurso se ha analizado en este ejercicio es una muchacha de estrato social bajo, de 22 años, que vive con sus padres, que son obreros. Esta muchacha hace explícito en su discurso la división de su día en por lo menos tres labores: es estudiante de la licenciatura en educación en la Universidad de Los Andes, lo cual es indicador de un nivel de instrucción académica que puede llamarse alto; se encarga de los oficios propios a la casa (i.e. cocinar, limpiar) y, además, trabaja en el negocio familiar con su mamá: una venta de comida rápida popular (empanadas y pastelitos). Lo dicho, en cuanto al contexto local de la informante. En cuanto a su contexto global, encontramos que la grabación se hizo en el año 1990, un año después del caracazo (27-02-89), y dos años antes de las intentonas de golpe de estado (04-02-92 y 27-11-92) que eventualmente llevaron a la destitución de su cargo al entonces presidente de la república (Carlos Andrés Pérez). Estas referencias temporales marcan un momento muy particular en la historia social de nuestro país, pues, de alguna manera, ambas fueron acciones que respondían al descontento que para la época la sociedad venezolana sentía respecto a su realidad social. Este descontento se convierte en un sentir general de la población (cfr. DMHV, 2004), lo cual, aunado a la convicción de la lengua como espejo de lo que somos, mencionada más arriba, me hace considerarlo como pertinente al análisis de este discurso. Con esta sencilla contextualización en mente, comencemos el análisis. El primer punto resaltante en el discurso de nuestra informante es la división entre trabajo y estudio que el entrevistador plantea y que la informante toma como natural, y además extiende a los quehaceres hogareños. Esto nos permite una primera inferencia: esas labores son asumidas como distintas por la hablante. De esto se desprende una noción “básica” del concepto de trabajo, con la cual hemos decidido comenzar el análisis. La informante asocia su concepto de trabajo directamente con la obtención de remuneración en dinero. No la asocia solamente a la idea de labor, pues, la labor del estudiante y la del ama de casa no son, en estos fragmentos, consideradas como trabajo; siendo la principal característica que les diferencia de la primera, la que refiere a devengar sueldo. Así, en los siguientes fragmentos, vemos que a través del uso de la conjunción “y” coordina en un mismo nivel (i.e. el de las labores) el trabajar y estudiar; acciones éstas coordinadas en un mismo nivel, pero consideradas como diferentes para si misma y para los elementos de su entorno. Para sí Enc.: ¿Y cómo haces para trabajar y estudiar? Porque tú estás estudiando ¿verdad? Hab.: Ajá. Bueno, me hago un horario, yo estudio en la no... o sea estudio en la noche... estu... en la mañana trabajo ahí desde las ocho hasta las doce, a las doce... salgo, o sea, como yo también hago el almuerzo... Para otros Hab.: ... pero aquí... con nosotros vive una... dos primos, una prima y un primo, la prima sí estudia y el primo no, trabaja. Sin embargo, aun cuando se parte de esta noción básica del trabajo, la misma se ve redimensionada y reelaborada a lo largo del discurso. Se agrega un elemento más a la elaboración del concepto: la rutina y/o costumbre del día a día. Este elemento no se matiza como positivo o negativo, es simplemente una realidad que se asume como tal. El trabajo es inherente a la vida diaria. En el siguiente fragmento vemos como la hablante dibuja un sentimiento manifiesto de desagrado o incomodidad si esta realidad llegara a cambiar, por lo que no se plantea la posibilidad de la no-labor. Veamos: Enc.: O sea, que cuando te gradúes, tú dejas de hacer todos esos oficios. Hab.: No, no los dejo de hacer porque ya me acostumbré a eso... y eso sí es difícil, o sea, a veces yo a mamá "ay no, hoy no vamos abrir ese negocio" hoy por lo menos ¿no? y hoy me levanté y le dije "ay no mamá, vamos abrir porque... ¿vamos a pasar toda la mañana mirándonos las caras?", o sea, ya es cuestión de que uno se acostumbra a trabajar... cuando uno se acostumbra ya uno quiere... o sea, le fas... e... le fastidia estar sin hacer nada... Enc.: Mjm. Hab.: ... yo no puedo ya. Un tercer elemento es aunado a la construcción del concepto en cuestión. Veamos: Enc.: Y después que tú te gradúes y que termines tus estudios y eso, este... piensas montar tu negocio aparte o piensas... Hab.: No. Pienso... dedicarme a mi carrera. El lexema “carrera” refiere a la labor que alguien escoge como forma de vida. Por lo que dedicarse a su carrera en el fragmento anterior muestra una actitud positiva hacia lo que ha escogido como la labor que quiere realizar en su vida, la Educación. Esta actitud se ve reforzada un par de líneas más adelante, donde hace uso de algunos ítemes léxicos de marcada tendencia positiva. Enc.: ¿Y por qué escogiste esa carrera que estás estudiando? Hab.: Porque me gusta. Enc.: Te gusta mucho. Hab.: Me gusta mucho la educación, me gusta mucho enseñar. Enc.: Ajá. Ahora bien, de esta actitud positiva hacia su carrera puede inferirse que su concepto de trabajo no es tan básico como se pensó en principio. Es decir, no solo incluye la básica división de remunerado-no remunerado, o la de hábito o costumbre, sino que incluye el ‘gusto de hacer lo que gusta hacer’. Recordemos la contextualización de la hablante: muchacha de 22 años perteneciente al estrato social bajo con oportunidad de estudios de tercer nivel, en un momento histórico de crisis social con debacles económicas que afectan (tradicionalmente) a los estratos sociales menos favorecidos. Al manifestar que su elección de carrera la ha llevado a una labor por la que tiene un gusto, y no a una labor que solo reporte beneficios en dinero, la informante muestra a su interlocutor que la principal razón por la que ha escogido la educación no es la del beneficio en metálico (i.e. beneficio en dinero y sus tradicionales consecuencias). Esto, a su vez, refleja una valoración positiva acerca del concepto trabajo, con lo que se marcan tres momentos en la idea de trabajo que se construye en este discurso. Primero, la idea básica, obtención de dinero como resultado de una labor. Segundo, la idea de práctica diaria de la que se desprende una rutina o conducta del día a día (i.e [a uno] le fastidia estar sin hacer nada), que no es matizada como negativa ni positiva, es simplemente el día a día. Tercero, el gusto por la labor realizada, lo cual le da un matiz positivo. Siguiendo con su inconsciente elaboración del concepto trabajo, la informante agrega un par de juicios de valor acerca de lo que es y/o ha de ser la investigación (i.e. el trabajo de los académicos) en el ámbito universitario, y lo que ella considera la errónea actitud de algunos profesores universitarios en torno a realizar el trabajo que tienen. Veamos el siguiente fragmento: Hab.: Porque si... uno va a hacer algo que ya está hecho, va a investigar lo que ya... claro uno estudia eso y ahí e... aprende, pero a mí me gustaría hacer otras cosas nuevas. Enc.: Claro, innovar ¿verdad? Hab.: Innovar, pero aquí en Venezuela... en Venezuela... y en la Universidad de Los Andes siempre... hay profesores que todos los años hacen lo mismo y por eso es que ya no... no dicen nada... Enc.: Ajá. Hab.: ... pero no innovan, o sea no... no sé, yo creo que es... más que todo por real, que lo hacen. Enc.: Ajá. Hab.: Por madre sueldazo. La voz innovar activa en la hablante un juicio de valor acerca del universo académico en general y del de la Universidad de Los Andes y sus profesores en particular. La informante utiliza la generalización como estrategia retórica (cfr. van Dijk, 1999) a través de la cual hace una clara diferenciación entre un ellos (refiriéndose a quienes solo trabajan por la remuneración) y un nosotros (opuestos a los anteriores). A través de la auto presentación positiva y la presentación negativa del otro (cuadrado ideológico, cfr. van Dijk, 1999) la hablante presenta una afirmación suya como verdadera, con lo cual maneja el modo como su interlocutor puede llegar a comprender y asumir la situación referida. Más aún, este juicio de valor refuerza la valorización positiva manifestada fragmentos más arriba, pues de nuevo se presenta en el discurso una visión del trabajo en la que la informante pone en segundo plano los beneficios en dinero, respecto a las razones costumbre y gusto por la labor realizada. El cuadrado ideológico de este discurso se esboza como una crítica hacia la realización de un trabajo solo como labor remunerada, donde el interés primordial está en obtener la remuneración, dejando para un segundo plano la realización de la labor en sí misma, lo que la hablante considera ser más importante. Discusión En la aldea global en que vivimos, donde directa o indirectamente se estimula el éxito individual medido por la acumulación de bienes y beneficios materiales, es curioso encontrar este oasis ideológico presentado por nuestra joven hablante. No se niega el trabajo como medio de remuneración, pero tampoco se toma el beneficio en dinero como el fin único de esta labor. La década de los 90 fue tiempo de desencuentros para nuestra historia contemporánea en el ámbito socioeconómico y las clases tradicionalmente más deprimidas experimentaron la acentuación de sus condiciones adversas. Es por esta razón que resulta interesante lo que este análisis nos ha ayudado a develar. Considerando la cercanía de la informante al entorno rural de la región, esta posición puede eventualmente referirse a un eslabón de la cultura andina en la que el trabajo ha sido históricamente valorado como positivo (Osorio, 1996), siendo calificado incluso como medio de dignificación personal. Conclusión Recapitulemos. Aun cuando no hubo declaraciones conscientes y directas de lo que la informante cree u opina acerca del trabajo como hecho social, una lectura atenta de su discurso y el subsiguiente análisis de algunos textos dentro de éste han permitido descubrir cuatro momentos en la elaboración del concepto: 1. En primer lugar, se asocia el concepto de trabajo directamente con la obtención de remuneración en dinero. 2. Luego, se agrega el elemento rutina y/o costumbre del día a día; éste no es matizado como positivo o negativo, sino como realidad que se asume como tal; se plantea la imposibilidad de la no-labor. 3. El tercer momento de la elaboración del concepto incluye la noción de gusto por la labor realizada, lo cual le da un matiz positivo. 4. Por último, se presenta una crítica hacia la realización de una labor remunerada con interés primordial en obtener remuneración, dejando en segundo plano la realización de la labor en sí misma. Directamente relacionado el anterior “momento”. Con este esbozo de ideas a mano, podemos arriesgarnos a dibujar el concepto de trabajo de nuestra informante. Así, decimos que en este discurso el trabajo es una labor cotidiana, un valor positivo del día a día en el que lo más importante no es percibir salario (que se percibe), sino realizar una labor por la cual se tenga gusto. Las implicaciones de esta definición llevan a inferir que ha de existir compromiso y dedicación por parte del trabajador, y por parte de la labor, un medio de dignificación personal; por lo que puede incluso a convertirse en una labor de vida, opuesta a la simple remuneración en metálico. Referencias DMHV (2004). Diccionario Multimedia de Historia de Venezuela. Caracas: Fundación Polar. Fairclough, N. (2001) El análisis crítico del discurso como método para la investigación en ciencias sociales. En: Wodak, R. y Meyer, M (comp.) (2003). Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona, España: Gedisa. Osorio, E. (1996) Los Andes venezolanos. Proceso social y estructura demográfica (1800-1873). Mérida: Universidad de Los Andes. Pessoa de Barros, Diana Luz. (2001) Teoria do discurso. Fundamentos semióticos. São Paulo: Universidade de São Paulo, Humanitas. van Dijk, T. (1999). Ideología. Un enfoque multidisciplinario. Barcelona: Gedisa. van Dijk, T. (2001) La multidisciplinariedad del análisis crítico del discurso: un alegato a favor de la diversidad. En: Wodak, R. y Meyer, M (comp.) (2003). Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona, España: Gedisa. Villalobos, J. (1999) La investigación
cualitativa y algo
más. Mérida: Talleres
Gráficos de la ULA.
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