Miguel Ángel Campos (2004). La fe de los traidores. Mérida, Instituto de Investigaciones Literarias "Gonzalo Picón Febres". 106 pgs. (Cuadernos de Crítica y Ensayo, nº 1)

 Arnaldo E. Valero

    ¿Cuál ha sido la constante en la (des)estructuración de la nación venezolana? ¿Cuáles son los valores más arraigados del hombre de la calle? ¿Cuáles son los elementos de la cultura venezolana que han erosionado la competencia de sus ciudadanos para sustentar un proyecto de país? ¿Hasta qué punto la sociedad venezolana se ha limitado a interpretar la democracia como el ejercicio formal de una actividad inocua, es decir, votar? 
 
    Las respuestas a estas preguntas difícilmente podrán ser halladas en esa cuantiosa producción bibliográfica consagrada a enaltecer la condición del venezolano como digno exponente del noble linaje del Libertador. En las interpretaciones bienintencionadas, en las mistificaciones románticas de la idea de pueblo, en las exaltaciones demagógicas, en la adulación de la masas jamás será posible dar con las razones de la naturaleza autofágica de la sociedad venezolana. Absolutamente consciente de esta realidad, e impulsado por la imperiosa necesidad de dar con la estructura de continuidad del venezolano, el ensayista Miguel Ángel Campos (Motatán, Edo. Trujillo, 1955) se ha incorporado de lleno a ese conjunto de hombres, como Julio César Salas, Mario Briceño Iragorry y Mariano Picón Salas, que han hecho todo lo humanamente posible por comprender una realidad tan movediza como hostil con el hacer intelectual y el resultado de su esfuerzo intelectual ha sido La fe de los traidores.
      
   La sociedad de la cual Miguel Ángel Campos da cuenta es una sociedad desvastada en lo social y sacralizadora de todo estado tutelar, paternalista y ventajista que aspire a administrar las riquezas para retener el poder. La sociedad de la cual se tiene noticias en La fe de los traidores es una sociedad convencida de que no haber podido desarrollar procedimientos diferenciadores es una virtud, por eso ha encallado en el igualitarismo, es decir, en la negación de la igualdad y el aplazamiento indefinido de toda posibilidad de justicia, a pesar de pasársela proclamando la superación a través de la educación y la gestión personal. Este impactante conjunto de ensayos advierte sobre los peligros a los que se está expuesto cuando se vive en el seno de una sociedad estructurada desde el Estado, cuya identidad descansa en hábitos más que en valores y cuya actuación se debe más a pulsiones que a convicciones. Esta implacable cartografía de la venezolanidad expone un imaginario sin referentes de socialización pero absolutamente seducido por la fuerza, una identidad inmediatista, una cultura de la violencia, del ventajismo y de la destrucción de la solidaridad. Así pues, no sería exagerado decir que La fe de los traidores es el resultado de una catábasis, es decir, de un descenso al infierno anticivilista de la venezolanidad.
 
   "En el orden de las letras, de la moral, de la política, de la geografía, de la historia y de la economía, nuestra misión es dar forma permanente a los valores de la venezolanidad", sostenía el ensayista venezolano Mario Briceño Iragorry; aún sabiendo que el hombre común no aprecia el valor de quienes velan por su cultura o luchan por diseñar una sociedad basada en firmes principios civilistas, Miguel Ángel Campos ha hecho de estas palabras su credo intelectual. Sin duda alguna, ha sido este principio incuestionable lo que ha contribuido a dar forma a cada una de las páginas del libro que nos ocupa.

    Siendo que la tesis implícita a lo largo de este estimulante conjunto de ensayos es que la irregularidad de lo civil es la constante de la cultura nacional venezolana, no es difícil imaginar la reacción que su edición puede llegar a causar en el actual contexto de ese país. En  un territorio colonizado por todas las variantes posibles del discurso de la autoayuda y la adulación, es bastante probable que el destino de La fe de los traidores sea semejante al de Ciudad velada, su inmediato predecesor; es decir, tal vez termine siendo acosado por el silencio, implícitamente hostil, artero, desaprobatorio. Sin embargo, también existe la posibilidad de que surja una polémica en torno a la verdadera naturaleza de la ciudadanía en ese país. Al parecer, ha sido ésta la razón que ha impulsado a los miembros del Instituto de Investigaciones Literarias "Gonzalo Picón Febres" de la Universidad de Los Andes a iniciar la serie Cuadernos de Crítica y Ensayo con la edición de esta infalible invitación a pensar a Venezuela negándose  a asumir posiciones cómodas.

   




Esta reseña ha sido publicada en:
Caravelle. Cahiers du Monde Hispanique et Luso-Bresilien. (2005) (Toulouse) (84): 330-332.