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Abordar
mi pintura desde la escritura para ser leída por otros. En principio
esto implica para mi “alejarme” de lo que hago como pintor,
en función de poder leerme, siendo desde este alejamiento donde me
descubro como otro espectador más de los que disfrutan mi pintura,
y a quienes siempre tengo presente cuando pinto mis cuadros, ya que ellos
de alguna manera están destinados a completar y recrear mis trabajos,
cada vez que se enfrenten o se tropiecen con ellos en su intimo deambular
por los baños, lugar donde me gusta ubicar a mis cuadros.
En tal sentido al tradicional espectador, lo concibo como un compañero de juegos con el cual comparto durante el tiempo y las veces que sean necesarias, el juego de la imaginación, del inventar cosas, personajes y mundos. Un juego donde la libertad creadora de cada espectador, reorganiza constantemente, los elementos, formas y colores con los cuales conformo mis pinturas. Un espacio donde el color es el consentido de la casa, el niño con la potestad de simular mundos y que cuyo padre no hace más que llevarlo de la mano mientras da vida a figuras, animales, plantas, paisajes y todo tipo de representaciones, que en su conjunto colman los “lugares” de mis pinturas. |
Lugares indefinidos, sin fecha ni hora, donde la concepción de espacio se transforma constantemente de un cuadro al siguiente, donde el color se encarga de enlazar a todos los elementos al tiempo que los vuelve indefinidos, una imprecisión resultado de una favorable pugna entre las manchas de colores y las formas por obtener algún sentido. Una tensión a partir de la cual los espacios de mis pinturas se vuelven ambiguos al momento de ser leídos, condición que les permite estar siempre “abiertos”a la multitud de infinitas lecturas que cada espectador puede organizarse a su antojo, dependiendo de las condiciones físicas y psicológicas de cada momento. En este sentido en necesario tener presente que mis pinturas son concebidas para un lugar dentro de un baño en específico, de tal forma que el espectador enfrenta mis pintura con un cierto grado de “intimidad”, en una posición diferente al de los periplos dominicales por galerías y museos, donde el espectador promedio se ve obligado a acatar normas y maneras que rigen estos espacios. Siendo a partir de este cambio de lugar para el encuentro entre mis pinturas y el espectador, que este ultimo se abre a multitud de maneras para disfrutar de mis espacios llenos de figuras envueltas en mundos de color. |
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