poemas Carlos Domingo

    Pérdida de Irina

    Mientras podía ver entrar a Irina en el comedor universitario de Mendoza, todo era una pasión feliz, tranquila y no declarada. Pero un día desapareció….. 

    Irina, Irina,
    donde te has ido?
    Sabes, divina,
    que enloquecido
    te voy buscando
    por todas partes?
    que no distingo
    lunes de martes,
    donde me encuentro
    ni sé siquiera:

    Esto es el centro?
    Voy por la acera?
    salgo, hacia adentro?
    entro hacia afuera?
    Esto es un banco
    o una cantina?
    Es un abismo
    o una colina?
    Todo es lo mismo
    si no está Irina!

    Busco de noche,
    busco de día,
    busco en la plaza,
    busco en la guía.
    Salgo a la calle,
    doblo la esquina:
    voy preguntando
    donde está Irina.

    A gente rara
    y a la anodina
    a quien se para
    y a quien camina
    a gente gruesa
    y a gente fina,
    a quien empieza
    y a quien termina,
    yo les pregunto
    donde está Irina.

    Antes que estalle
    algo en mi pecho,
    dígame, agente,
    donde está Irina.
    Cruzó la calle?
    Siguió derecho?
    Fué por enfrente?
    Dobló la esquina?
    Que? que no sabe
    quien es Irina?

    En donde cabe,
    quien se imagina
    que alguien no sabe
    quien es Irina?
    La más famosa
    que hay en Mendoza,
    la más genuina
    de la Argentina,
    La más ingente
    del continente,
    la más coqueta
    de este planeta.
    La flor y crema
    de este sistema!

    Vuélvete pronto!
    Por que te fuiste?
    Quedé tan tonto!
    quedé tan triste!
    Mi pobre pecho
    casi no late,
    no como tuco
    ni chocolate,
    ni juego al truco
    ni tomo mate,
    ni tomo vino
    ni granadina
    ni limonada
    ni peperina
    ni tomo nada
    si no está Irina!

    Vuelvo a mi casa
    me arrojo al lecho,
    todo caído,
    todo desecho,
    todo rendido,
    todo maltrecho,
    todo torcido,
    todo derecho.
    Más mi suplicio
    nunca termina:
    si duermo sueño
    que busco a Irina.

    Doctor, ligero
    traiga morfina
    deme algo fuerte
    penicilina,
    a ver si cura
    esta locura,
    esta neurosis
    que me asesina,
    esta irinosis
    que me extermina.
    Pero es inútil
    no hay medicina.
    Tan sólo puede
    curarme Irina.

    Existencia de Irina (Demostración)

    Habiendo afirmado  algunos matemáticos desconfiados que Irina era un puro invento del poeta, este responde con una demostración rigurosa de su existencia.

    Se puede argumentar de esta manera:
    nada puede oponerse a que defina
    a Irina como joven tan divina
    que verse superada no pudiera.

    Pero entonces, si Irina no existiera,
    otro ser de inmediato uno imagina
    tan hermoso y perfecto como Irina
    y además de existencia verdadera.

    Pero este último ser, como es notable,
    supera por su rango de existente
    a Irina en perfección y en excelencia;

    Pero por ser Irina insuperable,
    por su definición, es evidente,
    que debe estar en ella la existencia.
     

    Existencia del poeta (Demostración)

    Mas bien la dificultad del poeta está en demostrar la existencia propia, pues al tratar de usar el argumento de Descartes, en su pensamiento no se encuentra a sí mismo, sino a Irina, y tiene que sustituir aquel argumento por uno más complicado. 

    Está tan junto a ti mi pensamiento
    y tan lejos de mí, que es mi creencia
    que él tan sólo me prueba tu existencia
    y no es para la mía un argumento.

    Aunque a veces sucede que un momento
    te imagino pensándome en mi ausencia
    y es entonces que atisbo la evidencia
    de mi ser, que a través del tuyo siento.

    Pero el pensar en mí que hallo en tu mente
    para hacer mi existir bien evidente
    de mi ha de reflejar lo más intenso:

    esto es, mi pensamiento en ti fijado,
    así que mi existir está probado
    si pienso que tu piensas que en ti pienso.
     

    Crisis de ilusiones
    Algo de amor ahorrado yo tenía
    y lo invertió en amarte mi confianza,
    Multipliqué mi renta sin tardanza
    y así aumento mi amor en su cuantía.

    Y no advertí cuando mi amor rendía,
    todo el haber de mi alma puesto en danza,
    que el valor nominal de mi esperanza
    al valor real en mucho ya excedía.

    Culminó la inflación de mi desvelo
    en crisis de ilusiones que echó al suelo
    de toda mi pasión el edificio,

    y hoy mi amor no halla crédito siquiera
    y se desvaloriza en tal manera
    que no puedo esperar más beneficio.
     

    Aproximación a Irina en cinco sueños
    La otra noche soñé que te buscaba
    y por fin la fatiga me rendía,
    y soñé dormía y que soñaba,
    y en el sueño del sueño te seguía.

    Pero sin encontrarte me cansaba,
    y soñé que soñé que me dormía
    y en el sueño del sueño comenzaba
    otro sueño en que casi te veía.

    La visión me causó tal sentimiento
    que me sumí en profundo y dulce ensueño
    y soñe que a mi lado te tenía;

    No seguí mas allá pero presiento
    que en sueño del sueño de algún sueño
    podré soñar que sueño que eres mía.

    23 Anteproyectos de Apocalipsis
    El Sol estornudó. No hubo más Tierra.

    Despertó el que soñaba el Universo.

     Se salió el Universo de sí mismo
    y no encontró camino de retorno.

    El ángel, fatigado, dejó el arpa.
    La música era el Cosmos.

    Cubrieron el espejo.
    El mundo reflejado, ese era el nuestro.

    La información acerca de las cosas
    al crecer asfixió las cosas mismas.

    Por fin la esencia se aclaró del Cosmos:
    era un malentendido.

    El Pasado y Futuro se abrazaron.
    Ahogaron al Presente.

    Un día se durmieron. No hubo alba.

    Explotó para adentro (no había afuera)
    y se redujo a punto, cero, nada.

    Mientras El relataba sucedía.
    Hasta que dijo: Se acabó el relato.

    Repitiendo su mantra mantenía el Universo.
    Se distrajo un instante.

    El Gran Balance se ordenó del Cosmos.
    Dio pérdida. Remate. Cierre. Nada.

    Todo llegó a la perfección completa.
    Y allí quedó por siempre detenido.

     Cada fragmento se sumió en sí mismo
    y se olvidó del Todo y de los otros.

    Halló al Otro Universo. Combatieron.
    El nuestro quedó muerto.

    Alguien abrió los grifos de la Nada.
    Se inundó el Universo.

    Expresó Su Opinión, y eso fue el Cosmos
    y continuó diciendo: Sin embargo...

    El Tiempo volvió atrás a buscar algo.
    Llegó al Comienzo y desde allí a la Nada.

    Por fin halló a su amante: el Anticosmos.
    Se fundieron y todo volvió a cero.

    El Cosmos se llenó de arrugas, canas,
    debilidad, decrepitud, silencio.

    Llegó el Todo al instante más sublime.
    Lo siguió repitiendo eternamente.

    El Universo halló al Gran Infinito.
    Se integró en El, quedando un punto nulo.