ANOTACIONES DE ARTE Y FILOSOFÍA

 
LA ESTÉTICA DE ARISTÓTELES.

Para Aristóteles la Idea no tiene existencia en sí, es abstracta para todos nosotros, Lo importante es la realidad.  Para conocerla, debemos ser capaces de reducirla a sus causas, y para él, la verdadera ciencia es la investigación causal:

  • La causa material (aquello de que está hecho el objeto)
  • La causa eficiente o motriz (aquello que ha dado lugar al objeto)
  • La causa formal (la que ha dado al objeto su forma)
  • La causa final o teleológica (aquello a que está destinado un objeto)

La verdadera naturaleza no se conoce a menos que se conozca la causa final.

“El arte lleva a la perfección aquello que la naturaleza no ha acabado..”(52)

 

ARISTÓTELES. “METAFÍSICA”.Colección  Austral.. Espasa Calpe S.A. Madrid, 1997.

LIBRO CUARTO.

El ser tiene muchas significaciones, pero todas se refieren a un principio único. (102)

Es evidente que el ser no se separa de la unidad, ni en la producción ni en la destrucción.

Las indagaciones de los dialécticos y de los sofistas, que se disfrazan con el traje de filósofo, porque la sofística  no es otra cosa que la apariencia de la filosofía..(105)

El reposo, por ejemplo, pertenece a la unidad, el movimiento a la pluralidad. (105)

No es posible , en efecto, que pueda concebir nadie que una cosa exista y no exista al mismo tiempo (...) Ciertos filósofos, pretenden que una misma cosa  puede  ser y no ser, y que se pueden concebir simultáneamente los contrarios.(109)

...no significar un objeto  uno, es no significar nada. Y si las palabras no significan nada, es de toda imposibilidad que los hombres se entiendan entre sí; decimos más, que se entiendan ellos mismos. Si el pensamiento no recae sobre un objeto uno, todo pensamiento es imposible. Para que el pensamiento sea posible, es preciso dar un nombre determinado al objeto del pensamiento.(110)

Lo indeterminado (de filósofos  como Protágoras) es el ser en potencia y no en acto.

Protágoras: El hombre es la medida de todas las cosas. Por consiguiente, todo lo que parece es verdadero, todo es igualmente verdadero, y las afirmaciones contradictorias son verdaderas al mismo tiempo. (113)

Sería absurdo, en efecto, que un ser tuviese en sí su propia negación y no tuviese la negación de otro ser que no está en él. (...) si es cierto que el hombre es igualmente el no-hombre, es evidente que ni el hombre ni el no-hombre podrían existir, porque es preciso admitir al mismo tiempo las dos negaciones de estas dos afirmaciones. Si de las dos afirmaciones de su existencia se forma una afirmación única, compuesta de estas dos afirmaciones, es preciso admitir la negación única que es opuesta a aquella. (114)

 

LIBRO SÉPTIMO

El sujeto es aquél del que todo lo demás es atributo., no siendo él atributo de nada.

El sujeto primero  es, en un sentido, la materia; en otro, la forma; y en tercer lugar  el conjunto de la materia y la forma. Por materia entiendo el bronce, por ejemplo: la forma es la figura ideal; el conjunto  es la estatua realizada.. En virtud de esto, si la forma es anterior a la materia; si tiene, más que ella, el carácter del ser, será igualmente anterior, por la misma razón, al conjunto de la forma y de la materia.(180)


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LA ESTÉTICA FRANCESA EN EL SIGLO XVII: EL CLASICISMO.

Todo el siglo XVII se ve dominado por la concepción francesa del arte y por el racionalismo estético.¿Cuál es la característica esencial de ese racionalismo? Existen en el hombre dos esferas distintas: una es la esfera de la sensibilidad, la facultas inferior de que habla wolf, la esfera inferior; y la otra es la esfera superior, la razón. La actitud que todo hombre debe observar para pensar bien y actual bien consiste en subordinar completamente la primera a la segunda. La esfera de la sensibilidad es inferior pro ser la esfera de lo inestable, del cambio, de lo movedizo, y del  instinto: en ella no son posibles la lógica, la moral ni la religión. La esfera superior del entendimiento y de la razón es la de lo general. de lo estable, de lo universal y de lo masivo; o en palabras más breves: de la regla y de la ley. (130)

En lo que respecta al arte literario, durante el siglo XVI se imitaba lo antiguo, pero en siglo XVII se efectúa una doble imitación: a la antigüedad clásica (en estos tiempos mal conocida y equivocadamente interpretada) se le añade la antigüedad cristiana. (131)

DESCARTES ve, por otra parte, cuestiones de grado. Si hace falta un esfuerzo para aprehender lo bello, la verdad es que hace falta algo más: que el objeto bello sea claro y distinto y que sin embargo algo quede todavía por desearse; es necesario un más allá además de nuestro dominio sobre el objeto: Lo bello no es exhaustivo; posee un elemento inasimilable, un elemento diferente. En la obra de arte hay algo que sobrepasa la aprehensión completa, algo que se halla escondido, algo misterioso; y aquí es donde vemos el genio del artista. El artista auténtico no puede a veces explicarse a sí mismo por completo su obra. En toda creación artística verdadera, como también en la creación orgánica, hay un elemento inconsciente imposible de reducir íntegramente a la conciencia, Y este resto, este pequeño resto, es lo esencial. (139)

Descartes: lo bello  es lo verdadero, distinto y claro, revelado por ideas innatas. El arte es la imitación idealizada de la naturaleza y de los antiguos, pero sometida a lo verdadero(176)

El  retroceso del pensamiento estético en el siglo XVII, con Boileau y su Arte poética, se hace patente en forma muy clara: en este siglo se sacrifica la invención; el poeta sólo debe representar la realidad. (...) Boileau siente sin embargo, la necesidad de invocar la facultad de creación y de invención: Se ve obligado a reconocer una parte de sensibilidad y de fuerza creadora inconsciente y otra parte de dón irreductible a la inteligencia pura, al conocimiento claro y distinto. (...) Pero la meta fundamental para Bouleau es la racionalidad, el intelectualismo en el arte, La facultad creadora no es la sensibilidad enriquecida por la inteligencia, sino la inteligencia pura: la razón. (...) La actitud del artista que comienza a crear es exactamente igual a la de un sabio. (141)

La primera misión del artista es actuar sobre la sensibilidad del público. El artista es un amante que solicita el aplauso, la aprobación de una muchedumbre: “Provocar placer y sentimiento”. (141)

Pero en siglo XVII comienzan a surgir concepciones más matizadas y diferenciadas: lo delicado, lo sutil, lo refinado, lo complicado.(144)

Contra el racionalismo del Siglo XVII, que excluye toda vibración, todo lirismo, y que incluye el orden, la majestad, el gran gusto al que debe sumarse la imitación de los antiguos, se manifiestan resistencias y antagonismos más fuertes y visibles en las artes plásticas que en las literarias. Se va presintiendo la posibilidad de que en el arte no existe ideal determinado; va naciendo el sentido relativista; y finalmente triunfa el eclecticismo. (152)

 

LA ESTÉTICA FRANCESA EN EL SIGLO XVIII

El siglo XVII había sido el siglo de la razón y de la moral de honestidad. La razón constituía la dotación de cada hombre, y el hombre honesto era el hombre ideal de la época: un hombre conciliador, obediente a la tradición y gustosamente dispuesto a mantenerse en segundo plano frente a la sociedad humana. La sociedad soñada por el siglo XVII consistía en una armonía perfecta realizada por los hombres honestos bajo la égida de la razón, que representaba al sentido común.

Pero también se dice del siglo XVIII que fue el siglo de la razón. Sólo que en este siglo la razón adquiere un sentido diferente; no equivale ya al sentido común, sino a un “poder crítico”. No se debía creer, sino que había que estar seguro; el espíritu crítico hizo su aparición y no tardó en triunfar. El primer deber de la razón consistía en examinar, y se reconoció que el mundo estaba lleno de errores que la tradición garantizaba como verdades. El papel de la razón  pasó a ser, pues, el de combatir a la tradición existente y reemplazar el ideal del hombre honesto por un nuevo ideal humano. (...) En Francia e Inglaterra, el modelo humano que se propuso fue el filósofo. (que habría de ser ante todo un erudito). (159)

 

El Abate Du bos (1670-1742):

La creación artística depende, sobre todo, del genio del artista, que Du bos define de la manera siguiente: “Se llama genio a la aptitud de un hombre que ha recibido de la naturaleza  para realizar bien y con facilidad ciertas cosas que los otros sólo podrían hacver mal incluso si pusieran en ello gran empeño.”(164)

 

DIDEROT  (1713-1784) 

La idea fundamental que domina toda la obra estética de Diderot es la imitación de la naturaleza; en ésta no debe imitarse lo verdadero sino lo verosímil. De este principio se desprende toda la teoría del arte y de lo bello de Diderot, quien defina la belleza por la “conformidad de la imaginación con el objeto” En la creación artística, el artista no debe exclusivamente  copiar la naturaleza, sino seleccionar lo que vale la pena de ser reproducido, y gracias a esta selección el arte superará a la naturaleza. El arte no es, pues, todo lo verdadero, sino lo verosímil (...) es una transposición de lo real, (...) la transposición de un modelo ideal que nos produce placer. (166)

Es la imaginación y la sensibilidad reunidas las que guían la idea en el artista. Y esta idea toma necesariamente una forma abstracta, pero no debe alejarse de la naturaleza; la imaginación y la sensibilidad desempeñan aquí su papel para conciliar la abstracción y la imagen.

En Diderot, lo real y lo moral se hallan unidos, ya que para conmover  el arte debe imitar a la naturaleza. Una de las finalidades dela arte al permanecer próximo a la realidad consiste en mejorar el sentido moral y el gusto; también el juicio estético y el juicio moral deben estar estrechamente ligados y depender uno del otro. (167)

 

ROUSSEAU (1712-1778).

Dice Rousseau que la civilización moderna ha conducido hacia una corrupción moral. (...) afirma que el bárbaro siempre ha sido superior al hombre civilizado. Las ciencias y las artes van contra el orden divino; constituyen una fuente de errores y sus efectos pueden resultar peligrosos. Hacen surgir gente ociosa y sus desenvolvimientos se acompañan del lujo. Las virtudes se ven comprometidas por ellas puesto que (...) muchos escritos perniciosos llegan a gustarle al público. (...) Las ciencias y las artes deben subsistir en manos de una élite. A su ataque de la civilización, Rousseau opone el elogio a la simplicidad clásica. (173)

Rousseau es un poeta, un novelista, un soñador sentimental. Todo el problema de su filosofía y de su vida ha consistido en buscar, en al sociedad que él juzgaba deprevada, un estado de inocencia y de pureza. (174)

Para los ingleses, por ejemplo para LOCKE, maestro del pensamiento anglosajón del siglo XVII, todas las manifestaciones del espíritu se reducen a sensaciones: ya sean las sensaciones simples del mundo exterior e interior, ya sean las sensaciones sintéticas de estas sensaciones simples, que son las que constituyen las ideas complejas. Es una concepción atomística del conocimiento. (176)

 

LA ESTÉTICA ALEMANA EN EL SIGLO XVIII

LOS PRECURSORES DE KANT

LEIBNIZ, al igual que Wolf, aprovecha los sistemas propuestos por Descartes y Locke. Para ellos, los sentidos son inferiores y el espíritu superior. Pero la sensación no es, según los sensualistas una sensación en tanto que factor de conocimiento que implique  un papel independiente de la afección: ésta sería una sensación estésica aparte. Por el contrario, la sensación en el sentido de Locke es menos extensa que en Leibniz.

Pero una vez comprendido el papel que desempeñan los sentidos en el conocimiento, y aceptado que el pensamiento sería inconcebible sin la sensibilidad, los pensadores se vieron forzados a descubrir  la sensación afectiva y su originalidad: la sensación en tanto fuente del conocer, acompañada de un matiz afectivo, constituye el elemento esencial de lo que se llama “lo bello”.

Leibniz expresa su asombro ante la analogía de la armonía estética y la armonía musical que constituye una espontánea síntesis de un gran número de elementos de esa unidad. En el pensamiento, en el concepto, la armonía se encuentra en el juicio y en razonamiento. Así pues, es en el orden donde existe toda la belleza, y la disciplina sin rigor admite, sin embargo, la libertad. Esta libertad acepta a la belleza, y la belleza, que es orden, despierta amor. Para Leibniz, el amor, la belleza, el orden y la perfección se hallan estrechamente unidos. Cuando la intensificación y el dinamismo representan un goce, el grado más alto y constante de este goce se denomina beatitud.(...) Leibniz regresa a la vieja identidad metafísica. La beatitud se manifiesta por la voluntad del bien: La moral entera, que es unidad dentro de la variedad, junto con la naturaleza y el pensamiento , es estética.

Leibniz concibe el universo como una inmensa jerarquía de seres vivos y sensibles que forman un conjunto armónico. En este sistema, lo inconcebible es la fealdad, puesto que en el mundo no hay más que armonía. (177)

Leibniz define el placer: es el sentimiento de la perfección que se percibe, ya sea fuera de nosotros, ya en nosotros mismos.(177)

Todo objeto creado crea su propia forma y es la raíz de la orientación que tome su desarrollo mecánico. La forma es siempre un límite, un objeto: y el objeto es la realización formal de las fuerzas profundas que fermentan el él. Así pues, toda sustancia se crea a sí misma en tanto que forma; la forma es, así, sobreañadida.(178)

Cada mónada comprende un alma y un cuerpo indisolublemente unidos en un desarrollo continuo; este desarrollo es una constante representación y constituye su esencia. En esta representación hay una actividad, porque en cada mónada hay fuerza, (...) Cada cuerpo es al mismo tiempo representación clara y distinta de sí mismo y representación confusa del universo. En el cuerpo reina la cadena de causas eficientes; en cambio, es en el alma donde impera la cadena de causas finales. (179)

Para Leibniz el universo es enteramente estético e impone la respetuosa admiración de lo sublime. (...) La representación, desde la materia, que es confusa, hasta la representación divina, que es distinta, es siempre representación de la perfección. (...) La representación estética: es la representación confusa de la perfección. (181)

 

KANT:

Crítica del juicio: crítica de lo bello y de lo sublime y la  teleología o ciencia de la finalidad.

 

El objeto hermoso es maravillosamente inútil.

Kant afirma que en dominio estético basta con saber si sentimos placer o desagrado, y con reconocer que esta sensación es un juicio universal y necesario, de una universalidad  y una necesidad menores a las del pensamiento. Resuelve este problema convirtiendo el sentimiento en juicio lógico, es decir, intelectualizando su doctrina. (181)

El juicio  del gusto es un placer y es universal. Depende de una crítica de la razón, si bien tiene la inmediatez del sentimiento. Es, pues, un juicio sintético a priori que debe tener sus principios universales (,,,) Pero sus ideales siguen siendo ideales de la sensibilidad, de la imaginación, y por consiguiente no es posible dilucidarlos ni determinarlos según principio definidos...(205)

En el juicio del gusto el entendimiento sólo tiende a conocer en general. Pero como el juicio del gusto no tiende, por definición, a ningún concepto, lo único que importa es el placer inmediato.(...) La finalidad subjetiva o sin fin es, pues, otra manera de expresar la teoría de la armonía de las facultades. (206)

Lo bello viene a ser aquello que produce un placer universalmente compartido. (208)

La naturaleza es bella cuando se asemeja al arte y el arte es bello cuando se parece a la naturaleza. (209)

 

Lo Sublime en Kant.

Lo sublime se refiere, pues, a la razón, y no al entendimiento. (...) No hay objeto sublime. El sujeto que lo ve es el que es sublime. Lo sublime se refiere al libre juego de la imaginación a la razón  y no al entendimiento. Lo sublime es lo grande absoluto, la magnificencia, como por ejemplo la infinitud del cielo. Es sublime aquello que en comparación con lo demás deja aparecer todo como muy pequeño.(211)

KANT HABRÍA AFIRMADO: PREFIERO TENER CONOCIMIENTO DE MI IGNORANCIA QUE TENER LOS CONOCIMIENTOS DE UN IGNORANTE

 

LA ESTÉTICA DE KANT (1724-1804)

El juicio  es la facultad de decidir si una cosa se halla sometida o no a una regla dada; es la facultad de subsumir los objetos a las reglas (es siempre un acto de entendimiento).

Hay dos tipos de juicio: Juicio determinante y juicio reflexivo.

Juicio determinante: ordenar un objeto según la regla.

Juicio reflexivo (juicio estético o de gusto): remontarse desde el objeto a la regla.

La originalidad del juicio de gusto es su efecto subjetivo, no la relación entre la imaginación y el entendimiento. Es un juicio sintético a priori y supone ideales de sensibilidad e imaginación.

La finalidad subjetiva o sin fin es, pues, otra manera de expresar la teoría de la armonía de las facultades. Frente a un objeto hermoso, la imaginación o la intuición comienza siempre por aprehender el objeto, por crea una imagen y luego un esquema, pero el entendimiento no puede proporcionar un concepto. En el juicio de gusto el entendimiento solo tiende a conocer en general. Pero como el juicio de gusto no tiende, por definición, a ningún concepto, lo único que importa es el placer inmediato.

El juicio de gusto no tiene sus fundamentos en conceptos. La posición del ‘sentido común’ es puramente subjetivo. Es bello todo aquello que gusta universalmente, y sin concepto.

El juicio de gusto o actitud estética  es la facultad de juzgar un objeto o un modo de representación por la satisfacción o desagrado.

Lo bello viene a ser aquello que produce un placer universalmente compartido. Es enteramente subjetivo...

La belleza es la forma de la finalidad de un objeto en tanto es percibida sin la representación de un fin.

La belleza es una representación simbólica de la libertad.

Por el genio, la naturaleza proporciona  reglas al arte.

 

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FABRIS, Adriano
. EL GIRO LINGÜÍSTICO: HERMENÉUTICA Y ANÁLISIS DEL LENGUAJE. Edic. AKAL  S.A. Madrid, 2001.

 

INTRODUCCIÓN

Dos corrientes de investigación que han dominado el debate filosófico de los últimos decenios: el pensamiento analítico y la reflexión hermenéutica. (...) a saber: una escisión entre una forma de tratar el lenguaje con miras a fijar las reglas de su uso correcto –quizá sustituyen incluso la lengua ordinaria, considerada fuente de malentendidos y confusiones, por un modelo lógico deductivamente constituido- y una concepción de la lengua en cuanto horizonte en el que se ponen todas nuestras relaciones con los hombres y las cosas. (5-6)

...el propio término  “lenguaje”, al igual que todas la palabras filosóficamente cargadas, manifiesta a primera vista una multiplicidad de significados, según los casos. Por ejemplo, puede indicar simplemente el instrumento de comunicación entre hombres o el medio gracias al cual es posible designar nuestros pensamientos sobre las cosas, o bien puede reflejar, más en general, el modo –sea cual sea- en que hombres y cosas  expresan lo que son. Puede ser el trasfondo en el que se determinan las diferentes formas de vida, o representar el medio en el que se articula y tiene continuidad la comprensión de la tradición. O bien, como se ha dicho, puede constituir el horizonte dentro del cual se ponen de manifiesto las relaciones mundanas o hacer acto de presencia como el ámbito de ejecución de un tipo particular de acciones. Puede definirse según el modelo de apelación y respuesta (y en esta perspectiva tiene prioridad la temática del nombre propio). O bien puede extenderse  incluso a contextos no verbales... (7)

Hermeneía, en griego antiguo, es noción fecundamente ambigua. Apunta sobre todo y originariamente al proceso en el que, en un discurso ordenado, cabe mediar y trasmitir un mensaje, expresando e interpretando aquello que en él se revela.

Cabe decir –siquiera  sea de manera esquemática- que parten de aquí dos tradiciones diferentes, dos modos diversos de concebir el lenguaje: el lenguaje en cuanto expresión que media  entre ámbitos distintos, o sea, en cuanto esfera en la que se instituyen las relaciones vitales y sale a la luz todo nuestro hacer y pensar, y la lengua en cuanto espejo de una realidad a él correspondiente, o sea, como un discurso  estructurado que asume la función  de instrumento comunicativo y que, por ende, es susceptible de ser analizado y descompuesto en sus diversos elementos. (...) Ha sido el predominio de esa segunda tradición el que ha hecho valer la concepción del lenguaje como apóphansis ( tal es el discurso que, según Aristóteles, en correspondencia con estado de cosas, puede ser considerado como verdadero o falso). (8)


La crisis del predominio de la apófansis en el pensamiento del siglo xx

...al final de un proceso de más de dos milenios, se vuelve a asumir, en su fecunda ambigüedad, y hacer objeto de estudio a esa  hermeneía, en la que  las relaciones del hombre con las cosas y del hombre con los otros hombres habían encontrado expresión en sus diferente modalidades. (9)

 

WITTGENSTEIN Y LA CONCEPCIÓN ANALÍTICA  DEL LENGUAJE.

La perspectiva del TRACTATUS LÓGICO-PHILOSOPHICUS (1918)

Wittgenstein dice concebir la filosofía como una “crítica del lenguaje”(...) el término “crítica”  se entiende  aquí en un sentido muy cercano al de Kant, como una investigación de los límites  propios de nuestro lenguaje.(11)

...la proposición es  una imagen ( o la forma lógica)  de la realidad pero, al mismo tiempo, también su modelo.(...) el pensamiento se configura, por tanto, como la imagen lógica de hechos, mientras que la proposición es el modo en el cual aquél  se expresa sensiblemente. En el lenguaje no puede representarse nada ajeno a la lógica ni nada que la contradiga. Como consecuencia, no sólo el ámbito de lo pensable viene circunscrito  dentro de los límites del puro lenguaje, sino también, y de igual modo, viene definido el ámbito de lo real, sobre la base de la correspondencia –basada en al teoría de la imagen lógica- entre la estructura del lenguaje y la estructura del mundo.(13)

...el lenguaje  no puede representar aquello él es mediante otro lenguaje, es decir, sólo puede mostrarse a sí mismo, exhibirse en aquello que él dice.(...) los límites del lenguaje definen también los límites de mi mundo. (14)

Crítica y construcción en las INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS.

El lenguaje viene a constituir  el fondo intranscendible en que se mueve nuestro pensar y nuestro obrar. (...) La lengua no debe reformarse o incluso remodelarse: lo que hace falta es ordenar su interior. (15)

 

EL JUEGO LINGÜÍSTICO.

El juego lingüístico está destinado a poner en evidencia el hecho de que hablar un lenguaje forma parte de una actividad, o de una forma de vida.

La lengua es entendida por Wittgenstein como la multiplicidad de juegos lingüísticos.

En el habla, la totalidad e significados inherentes a la posibilidad de entender “obtiene la palabra”; es decir, los significados desembocan en palabras. Lo que con ello se pretende evitar es que a las palabras se las considere como cosas, atribuyéndoles a continuación significados; las palabras no son, en origen, ni entes subsistentes de suyo ni instrumentos de uso, sino que expresan y despliegan la comprensión, emotivamente situada en el propio mundo, que ya de siempre tiene el estar. (23)

 Desde esta perspectiva sufre una radical transformación la concepción sobre el lenguaje, modificada a partir del carácter ontológico del habla. En efecto, aquí aparece una concepción sobre la lengua no sólo como apertura y horizonte  de sentido sino también como ámbito en el que se desarrolla el desplegarse del ser. (24)


HEIDEGGER y el lenguaje de los poetas.

Según una presunta etimología del término griego alétheia como develamiento, salida del ocultamiento, revelación de aquello que previamente se oculta. El modo en que tal develamiento se realiza, abriendo un mundo y descubriendo las relaciones entre hombres y dioses, es algo que se da fundamentalmente en la poesía. (25)

Es en la palabra poética donde, de hecho, se experimentan las posibilidades del lenguaje, posibilidades que señalan una dirección distinta a aquella que ha dominado en gran parte la tradición.

Pero ¿ cuál es esa experiencia del lenguaje que la poesía permite sacar a la luz?, ¿Y de qué forma cabe vincularla con la reflexión filosófica?. Según Heidegger, en el ejercicio de la palabra poética tiene lugar y se corrobora el rechazo a toda concepción del lenguaje que atribuya primacía al aserto, es decir, e esa forma de expresión dotada de un poder objetivante que permite fijar las cosas, representándolas mediante nombres, lo cual significa una drástica reducción al lenguaje de las ciencias naturales y de la técnica que,  en su despliegue y expansión a todo el ámbito  expresivo, termina por transformarlo todo en objeto, incluyendo las propias palabras de las que está compuesto ese mismo lenguaje, haciéndose por ello susceptible, a su vez, de utilización y manipulación. El lenguaje poético, en cambio, no fija cosa alguna, sino que corresponde a una dinámica del desvelamiento con que los fenómenos nos salen al encuentro, o sea, trata de adherirse al carácter dinámico de aquellos; sólo así consigue el lenguaje poético referirse al fondo ontológico preliminar en el que hombres y cosas se inscriben. (26)

La poesía se configura de hecho como aquello que resuena con pureza a través del ruido de los lenguajes no poéticos, como aquello que se ve constantemente amenazado por este ruido. (26)

....el camino de ese indagar ontológico  que trata de aprehender el lenguaje con el que revela el ser.(...) para Heidegger el problema –guía del pensamiento occidental es el problema del ser. (27)

Para hablar del lenguaje os, como dice Heidegger, regresar allí donde ya estamos en realidad. Hablamos del lenguaje  como si habláramos sobre el lenguaje; en realidad, puestos en el interior del lenguaje, nos hacemos decir por el lenguaje aquello que él es. He aquí por qué resulta inadecuado cualquier intento de tematizar nuestro propio hablar. (...) En principio no es el hombre el que habla, sino el lenguaje. (...) Que el hombre hable no es más  que una consecuencia del hecho de que el lenguaje ha sido ya de siempre donado.(29)

En la  poesía  se revela el lenguaje como capacidad originaria de nominación; sin embargo, el acto de nombrar no consiste, empero, en atribuir palabras a determinados objetos, a hechos conocidos  o representables; el nombrar no distribuye nombres ni aplica palabras, sino que llama a la palabra, se compromete con lo manifiesto en el ámbito de lo decible. (30)

La idea de que la palabra es un instrumento  está ligada pues a una pérdida del sentido originario  de  verdad, a  una pérdida de la verdad entendida como desvelamiento, así como a la convicción más general de que el ente debe ser pensado originariamente como algo presente.

En cambio, bajo la perspectiva hedeggeriana, el acto de nombrar  es la ocasión en virtud de la cual  viene a efecto la cercanía a lo apelado , a modo de un encuentro en el que cosas y hombres se despliegan en su esencia. Pero se trata de un encuentro en el que no se acorta la distancia entre lo dicho y el manifestarse de algo en el decir, entre lo que está a disposición de ser llamado y la palabra con la que se lo llama. El decir es de hecho una invitación al acercamiento  y, a la vez, el mantenimiento de la posibilidad de su lejanía. Al espacio en que se desarrolla esta relación de cercanía y lejanía lo llama Heidegger el espacio de la diferencia (una de las palabras-guía de su pensamiento posterior). (30)

La noción de diferencia  define las relaciones existentes entre cosa y palabra, entre la manifestación de aquello que puede ser dicho  y su efectivo ser nombrado, entre llamada y respuesta en cuanto elementos constitutivos de la dinámica lingüística. Como se ha dicho, el hablar del hombre no tiene su fundamento en sí mismo, sino que remite siempre al horizonte de sentido de un lenguaje que está ya abierto, donado.(30)

...al hombre le resulta ante todo necesario aprender a morar en el lenguaje, aprender a hablar habituado a la diferencia: Para indicar el modo en que el hombre se pone en el espacio abierto de la diferencia, Heidegger introduce el término “experiencia”, cargado de significado en filosofía.

Llegamos, así, al núcleo central de la concepción heideggeriana sobre el lenguaje: la relevancia del carácter ontológico de la lengua, de ese nexo entre palabra y ser ya de siempre dado en la palabra.: el lenguaje es “la casa del ser”.(31)

 

GADAMER: HERMENÉUTICA DEL LENGUAJE Y TRADICIÓN

La comprensión  necesita ser aplicada y, por consiguiente, puesta de relieve en la actividad práctica; esta, a su vez, no puede sino dejarse orientar por una comprensión precia  y contribuir al aumento del sentido del agente.

Lo que de este modo se propone la hermenéutica  es coordinar y articular, de manera estructuralmente adecuada, todas las formas de experiencia que se hallan fuera de la ciencia, desde la experiencia del arte  a la de la historia, de la experiencia del lenguaje a la efectuada por la filosofía, en general. En estas actitudes del hombre, se anuncia, de hecho, una verdad que escapa a la verificación y controles propios de la ciencia y sus metodologías. (39)

 

La estructura de “Verdad y Método”

Gadamer, a fin de determinar el hecho artístico, se basa en la noción de juego. “juego” no es, como, por ejemplo, en el Heidegger de la proposición del fundamento, aquello que escapa de toda ley causal, perfilando así el ámbito de un fondo que es “sin porqué”. Tampoco se configura en términos de un “juego lingüístico”, como hemos visto en Wittgenstein, es decir, como una multiplicidad de ámbitos estructurados según reglas, en los que halla expresión una forma de vida. Para Gadamer, el juego es más bien algo que tiene forma propia, que en su ser jugado precede a la consciencia de los jugadores y que, en definitiva, se configura como un todo significativo repetible y representable al modo de una unidad como sentido.(41)

La “conciencia efectual”  es el modo en que el hombre vive su propia experiencia histórica y articula la comprensión que en ella alienta. (41)

Comprender significa, de hecho, dialogar con la tradición, interrogarla y responder a sus preguntas...(...) De este modo se constituye otro horizonte histórico más comprehensivo, en el cual se inserta nuestro propio preguntar, que, a su vez, está precisamente determinado de manera histórica. En otras palabras, se trata del horizonte que abarca tanto a nosotros, los que preguntamos, como también a aquello que nos interpela desde el pasado. De este modo, la tradición se revela como fondo en el que se realiza un constante ir más allá de los límites por ella misma establecidos; y el hombre es aquel que hace posible que tal sobrepasamiento se efectúe. (42)

 

Comprensión y lenguaje.

Las dos concepciones principales que se han venido contraponiendo sobre el tema del lenguaje a lo largo de la historia del pensamiento: La una concibe el lenguaje como instrumento  de comunicación, y la otra como el medio en el que el hacer y el pensar del hombre viene a realizarse.(...) Gadamer hace suya, con gran lucidez la segunda concepción, a la que convierte en el eje que lleva a pensar de nuevo la temática ontológica que transfigura el enfoque de Heidegger. Desde un punto de vista hermenéutic, el lenguaje es de hecho el medio universal en el que se realiza la comprensión. En nuestro dialogar, en nuestro entendimiento, nosotros no nos servimos en absoluto de palabreas, a la manera que lo hace un artesano al servirse de sus instrumentos, sino que nos colocamos más bien en ese ámbito que el propio lenguaje puede desocultar previamente. No es posible sostener  la concepción  de que el lenguaje sea un medio de comunicación, en cuanto que ello presupondría la previa existencia en curso de una comunicación viva que las lenguas, en sus diferentes formas históricas y geográficas, tendrían la función de expresar. Y no es posible mantenerla porque el lenguaje –en cuanto lenguaje del diálogo y lugar en que se realiza el entenderse- es precisamente el ámbito en el que puede tener lugar de hecho la comunicación. (42)

Gadamer desarrolla esta tesis siguiendo algunas directrices fundamentales. Ante todo, subraya el carácter esencialmente lingüístico de la tradición. De hecho, el pasado se transmite, ya sea como palabra hablada, ya sea como palabra escrita. Sólo así, tanto  en un caso como en el otro, la tradición deviene objeto de comprensión y de interpretación. El comprender se configura  como una apropiación de lo que viene dicho; y se explicita de tal modo que, al final, lo dicho nos viene a pertenecer  total e íntimamente. En este contexto, el acto de apropiación representa el modo en que viene a reconocerse que tanto nosotros mismos como los testimonios del pasado pertenecemos a una misma tradición. De hecho, el lenguaje .no en cuanto lengua, o sea, en cuanto gramática o léxico, sino en cuanto un venir a expresar lo contenido en la tradición- constituye un auténtico acontecimiento hermenéutico, en el que apropiación e interpretación vienen a encontrarse. (43)

En la última sección de “Verdad y Método”, el lenguaje se presenta, por tanto, como horizonte para la elaboración de una “ontología hermenéutica”. Se insiste, en éstas páginas, en el carácter lingüístico de nuestra experiencia del mundo, lo cual no significa que el mundo sea- como en la ciencia- un objeto del lenguaje; el lenguaje es más bien aquello que hace surgir, que articula y expresa la verdad del mundo, es su proponerse a la comprensión. Por ello, una vez más, la lengua no puede ser entendida como instrumento, dado que ella no presupone entidades separadas que , más tarde , debieran ser misteriosamente reunidas por el poder mágico de la palabra; por el contrario, la lengua se configura como aquello que ya de siempre ha hecho surgir el vínculo entre mundo y hombre, aquello en lo que se realiza continuamente la verdad de la interpretación. (...)

La experiencia hermenéutica, contrapuesta a la actitud objetivante propia de la ciencia, se basa justamente en el acontecimiento que el lenguaje  saca a la luz y por el que él mismo está en definitiva caracterizado. Por consiguiente, hablar no significa tanto el  obrar del propio contenido, fijarlo en un aserto o definirlo, cuanto registrar el obrar del propio contenido que se manifiesta y refleja en el hecho verbal.(44)

El proceso realizado en el lenguaje es especulativo, en las medida en que las posibilidades finitas de la palabra vienen puesta en relación con un sentido que se manifiesta en la palabra y apunta a infinitas posibilidades de comprensión.(...) De este modo, el que habla obra de manera especulativa, en cuanto que sus palabras no reflejan al ente, es decir no fijan un estado de cosas, sino que expresan la relación del hombre con la totalidad del ser.

Todo esto puede ejemplificarse de manera clara si examinamos la palabra poética, imposible de concebir adecuadamente cuando viene inserta en una pretensión de aserción. Ella se presenta más bien, a su vez, como un acaecimiento en el que se expresa la relación, siempre activa, con el mundo y con las cosas. En la poesía no es un ente lo significado, sino que se desoculta el mundo de los hombres y de los dioses; con lo cual, también la proposición poética es especulativa, desde el momento en que no refleja una realidad existente, sino que configura un mundo nuevo, entre los múltiples infinitamente posibles, a la manera fantástica de la invención. (45)

En Gadamer , el vínculo entre ser y lenguaje, está por ello puesto en términos de expresión, de “autorrepresentación” del ser, realizada por medio del lenguaje. (46)

Estaba en Aristóteles: la palabra es un medio primario de determinaciones y fijaciones de lo real.(50)

 

HEGEL.

Hegel parte del mismo punto que había arribado Schelling, es decir, de la identidad entre sujeto y objeto, entre naturaleza y espíritu, o en otros términos: de lo inteligible en lo sensible.

Hegel excluye la belleza de la naturaleza. No hay belleza por debajo de la fase del espíritu absoluto; únicamente se encuentra en el espíritu opuesto a sí mismo: “lo bello del arte en la belleza nacida del espíritu”.(...) Somos nosotros quienes proyectamos lo bello en la naturaleza. (318)

El arte es el primer intermediario reconciliador, es la encarnación de la infinitud del mundo espiritual en al finitud de las formas. (319)

Tres tesis:

  1. la obra de arte no es un producto de la naturaleza, sino del esfuerzo humano; es una creación humana.
  2.  Es creada para los sentidos del hombre.
  3.  toda obra de arte tiene un fin en sí misma. (320)

 

SCHOPENHAUER.

Schopenhauer (1788-1860): el mundo es nuestra representación; no hay en él una realidad en sí; el objeto trascendente es contradictorio.

"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas."


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