LA QUERELLA DE ANTIGUOS Y MODERNOS


GILBERT HIGHET. LA TRADICIÓN CLÁSICA (1949)
Fondo de Cultura Económica, México, 1978.

Siglos XVII y XVIII. Prolongada disputa que nunca llegó a ser zanjada. Algunos de sus protagonistas: Pascal, Boileau, Bentley, Charles Perraut y Swift. Jonathan Wift escribió: “La batalla de los libros”.

Retoma la antigua guerra entre tradición y modernidad, entre originalidad y autoridad.

La batalla empezó en España y en Italia, pero la verdadera lucha tuvo lugar en Francia (y un tanto en Inglaterra)

La cuestión era ésta: ¿Deben admirar e imitar los escritores modernos a los grandes autores griegos y latinos de la Antigüedad? ¿O acaso no han sido ahora superados y dejados atrás los modelos clásicos de la buena literatura? ¿Debemos limitarnos a caminar sobre las pisadas de loa antiguos, tratando de emularlos y esperando, cuando mucho, igualarlos?.


Los argumentos más importantes:


1.- Los antiguos eran paganos; nosotros somos cristianos. Por consiguiente, nuestra poesía está inspirada por emociones más nobles y sus temas son también más nobles. Por consiguiente, es poesía de más altos quilates.

Sin embargo:

Los tres poemas heroicos más grandes de las literaturas modernas están constituidos por una fusión de pensamiento pagano y cristiano, dominada por ideales cristianos: la Comedia de Dante, la Jerusalén liberada de Tasso y el Paraíso perdido de Milton. En todos ellos, la religión cristiana es el factor motor esencial. Pero en ninguno de ellos podía haberse expresado de modo tan sublime el cristianismo sin el vehículo pagano.


2.- el conocimiento humano está progresando constantemente. Vivimos en una época avanzada que los griegos del siglo de Pericles y que los romanos de la era de Augusto. Por consiguiente, somos más sabios. Por consiguiente, todo cuanto escribimos o hacemos es mejor que lo que escribían y hacían los griegos y romanos de la Antigüedad.

Este argumento es falso cuando se aplica al arte, y particularmente falso cuando se aplica a la literatura. (…) Las grandes obras de arte no son productos de esos conocimientos
(los de ciencia moderna, por el ejemplo) que pueden irse acumulando en el transcurso del tiempo, que pueden hacerse más ricos en las sucesivas etapas de la historia y ser asimilados por cada nueva generación sin ninguna dificultad. El alma humana puede cambiar, pero no hacerse más grande o más compleja de una generación a otra, como tampoco puede aumentar muy marcadamente nuestro conocimiento de ella de una época a otra.

 

3.- La naturaleza no cambia. (…) Por consiguiente las obras de los hombres son tan buenas hoy como en los tiempos clásicos.

Es cierto que las grandes cosas de la vida, de las cuales nace el arte, cambian poquísimo: el amor, el pecado, la honra, el miedo a la muerte, el afán de poder, los placeres de los sentidos, la admiración de la naturaleza y el temor a Dios. Esto no prueba, sin embargo, que en todos lo tiempos y lugares sean los hombres igualmente hábiles para producir obras de arte con estos materiales.

 

4.- el argumento del gusto: muchos modernistas, al mismo tiempo que defendían el arte contemporáneo, invertían la acusación y atacaban a los clásicos, diciendo que sus obras estaban mal escritas y que eran radicalmente ilógicas. Los autores griegos y romanos son necios, o vulgares, o a veces las dos cosas.

 

------


Los modernos deseaban asimismo defender el naturalismo, en oposición a la sublimidad convencional y a la irrealidad altamente estilizada de la literatura clasicista.

El principal prejuicio que acarreó la batalla fue haber abierto o agrandado un abismo entre los eruditos y el público en general. Confirmó a ciertos pedantes en su exclusivismo, y dio alas a la creencia de que, sin ninguna preparación consciente de su gusto y de los conocimientos, el hombre de la calle es capaz de decidir qué cosa es buena obra de arte y qué cosa no lo es. Los “modernos”, por su parte, salieron victoriosos en el punto esencial –que sus adversarios nunca han disputado sinceramente- de que los libros modernos pueden ser tan buenos como cualquier cosa escrita en Grecia o en Roma. No lograron convencer a nadie de que la literatura moderna, por mucho que la eleve la doctrina cristiana, tiene que ser mejor que la clásica. Pero la verdadera utilidad de la batalla fue, para ambas partes, haber acabado con el respeto servil de la tradición, y haber hecho más difícil para los escritores del futuro, producir “copias chinas” de las obras maestras clásicas, copias en que la imitación exacta viniera a ser una virtud y la invención original un delito. (411-449)


CARLOS ASTI VERA “ARTE Y REALIDAD EN LA ESTÉTICA DE PLOTINO” Ediciones Castañeda. Argentina 1978.

Plotino (204-270) históricamente reconocido como el fundador de neoplatonismo. Escribió Las  “Enéadas”.

Doctrina ontológica de la Belleza en Plotino.

Según la doctrina platónica: lo Bello es la Verdad y lo Divino, es decir el Bien. Lo Bello sería un aspecto de la idea del Bien.


LA POÉTICA ARISTOTÉLICA

La doctrina mimética del arte es el aspecto más importante, –respecto de la vinculación con Plotino.

El concepto de mímesis es una noción extremadamente problemática en la estética griega.

Aristóteles corrige la mimesis platónica en la medida en  no juzga a la  imitación una copia de las cosas sensibles sino una reproducción del mundo interior (emociones, caracteres, acciones)



+ VOLVER ARRIBA