ORIENTACIONES EN LITERATURA COMPARADA

 

BASSNETT, S., CHEVREK, Y., CULLER, J., FOKKEMA, D. Y otros. Compiladora : ROMERO LÓPEZ, DOLORES.

Arco/Libros S.L. Madrid 1998.

 

ROMERO LÓPEZ, DOLORES (Universidad de Salamanca)   IM/PULSOS EN LITERATURA COMPARADA

Literatura comparada no es lo mismo que la teoría literaria o que crítica literaria. No tenemos que establecer diferencias  rígidas entre estos saberes, pero sería práctico darles diferentes  para fomentar una división necesaria del trabajo. Las disciplinas no se distinguen por el objeto que estudian sino por las preguntas que formulan       . Evidentemente, como apunta Jonathan Culler en su artículo “Literatura comparada y teoría de la literatura”, la literatura comparada requiere leer el texto frente a otro, leer un texto como una relectura de otro, leer un texto en el espacio intertextual de una cultura. (10)

Parece evidente, como proponía René Wellek, que la existencia de una relación recíproca entre teorías literarias e investigación histórica es una condición sine qua non para ejercitar el estudio comparado de las literaturas. (13)

Dionýz Durísin (Checoslovaco), quien concibe la literatura comparada no como relaciones entre autores y entre obras sino entre sistemas y subsistemas gobernados por normas y tendencias. Su objetivo no es describir estas relaciones sino explicarlas dentro del sistema de comunicación y de un aparato ideológico estratificado. (14)


PRAWER S.S. ¿QUÉ ES LA LITERATURA COMPARADA?

“La literatura comparada” supone un estudio de la literatura que utiliza, como instrumento principal, la comparación. Pero esto se produce en cualquier estudio literario, como Benedetto Croce nunca se cansó de subrayar en su vigoroso ataque contra la idea de que la letteratura comparata podía formar una disciplina. (22)

Con frecuencia, se establece una distinción entre lo que se llama literatura “comparada” y lo que se llama literatura “general”. R.A. SAYCE ha aportado una exposición sucinta de las diferencias entre las dos:

Define la “literatura general” como “el estudio de las relaciones entre las literaturas nacionales”. Esta es una distinción útil siempre que se reconozca que el concepto de literatura “nacional” no carece de dificultades, y que los dos tipos de estudio deben, inevitablemente, confluir. Cuando rastreamos el desarrollo del soneto en Europa desde los días de Tetrarca estamos contribuyendo a la “literatura general”, tal como hacemos cuando, en un contexto supranacional, consideramos cuestiones de teoría literaria, de poética y de crítica. Pero cuando en el transcurso de ese estudio, comparamos un soneto shakesperiano con otro petrarquista nos encontramos dentro de la “literatura comparada”.

El campo léxico  de la “literatura comparada” incluye, además del término “literatura general”, el de “literatura mundial” o Weltliteratur (Goethe).(24)

Ronald Peacock (Oxford 1972) , dos funciones de la literatura:

“Por un lado,  podemos distinguir una función pública y social, en cuanto que la literatura encierra una vasta totalidad de pensamientos, sentimientos y experiencias reunidos a lo largo de los siglos desde los inicios de la creación literaria y a la que todos podemos acceder en cierta medida, parcialmente más que completamente; y por otro lado, una función individual, personal porque cada cual puede tratarla selectivamente y asimilarla al proceso de su propio pensamiento, sensibilidad y carácter espiritual”. (29)

 …La convicción expresada por primera vez por Friedrich Schlegel en su célebre ensayo “On the Study of Greek Literatura” (1795-1796):

“Desgajadas de su contexto, consideradas como entidades independientes que existen por sí mismas, las diversas porciones nacionales de la literatura moderna son inexplicables. Sólo relacionándolas entre sí es posible evaluar adecuadamente su tonalidad y su definición. Pero cuanto más cuidadosamente se considera todo el conjunto de la literatura moderna, más aparece como una mera parte de un conjunto mayor”. (35)

 

MARINO ADRIAN. REPLANTEARSE LA LITERATURA COMPARADA

Una causa de constante confusión y de graves malentendidos es, ante todo, la carga de la herencia científica, antropológica, anatómica del término. El término (vergleichende, “comparado”) data de finales del siglo XVIII y de principios del XIX (Humboldt, Plan einer vergleichende Anthropologie, 1795; Cuvier, Anatomie comparée (1816) (…) El término era nuevo, gustaba y gozaba de prestigio, pero sólo expresa una falsa, una “desafortunada analogía”, como ya se había hecho notar tiempo atrás. (38) 

La tradición historicista se hace notar en ella con toda su fuerza. Ya desde sus comienzos, la literatura comparada se planteaba como disciplina histórica, como rama de la historia de la literatura. Esta concepción sigue aún vigente en amplios sectores del comparativismo actual.(43)
 

Los muy discutibles fundamentos positivistas que durante mucho tiempo han dominado en la historiografía literaria, ponen en tela de juicio el status mismo del comparativismo:

Paul Van Tieghem: “la razón de ser de la literatura comparada es ‘esencialmente’ el estudio de las obras de las distintas literaturas ‘en cuanto a sus relaciones recíprocas”. Se trata de las relaciones por contacto, por interferencia, por circulación, causales en cualquier caso, entre dos o más literaturas nacionales. (…) Cualquier otro acercamiento que no sea el estudio de “contactos” es “metodológicamente sospechoso”, y por lo tanto, condenado de antemano.(44)

(…) ¿Podemos restringirlo a la acepción estrictamente positivista del término? ¿Se trata sólo de “contactos” entre textos, “intermediarios”, autores, en cuanto que personajes de carne y hueso que viajan, se escriben cartas, traducen, leen, se dejan “influir”, etc.? (…) Si bien es cierto que existen relaciones de hecho, debidas a influencias, a circulación de obras, de temas, etc., no es menos cierto que existen también relaciones entre hechos debidas a homologías de estructuras, de textos, de valores, etc. ¿Con qué derecho se las puede excluir del comparativismo? No hace falta ser muy agudo (comparativista) para darse cuenta de que el estudio  de las “relaciones entre hechos” (de tipo causal o documental) no llevan, a fin de cuentas, más que a observaciones empíricas sobre algo que nada tiene de general, de significado, de específicamente literario. (45)

(…) Ante estos argumentos y como consecuencia de la polémica en torno a la “crisis” de la literatura comparada, se ha hecho casi obligatorio cierto rechazo del positivismo, que, sin embargo, no viene acompañado por una acción antipositivista realmente contundente. No obstante, hay que tener en cuenta este cambio brusco de orientación (…) La señal que dio René Wellek ha dado sus frutos y, de este modo, se empieza a preconizar la sustitución de las “relaciones de hecho” por las “relaciones de valor”, a “considerar las relaciones interiores más que las exteriores”. El positivismo se declaró anacrónico. (46)

(…) Un gran paso adelante del positivismo lo constituye la introducción de la influencia en una relación genética concreta, de causa-efecto, entre emisor y receptor, lo cual hace que se le otorgue a la literatura comparada la función de detectar –prioritaria, cuando no exclusivamente- las fuentes, las influencias, las imitaciones literarias. Los primeros programas comparativistas subrayan con fuerza esta idea., que se convertirá además en piedra de toque no sólo del sistema lansoniano, sino también de todo el comparativismo tradicional, en primer lugar francés. (…) El positivismo  de las influencias, la óptica impuesta por las fuentes, se ve reforzado por el positivismo genético, por las “causas” de la creación literaria. (47)

Se llega incluso a sostener que “la imitación y la influencia son dos términos fundamentales de la literatura comparada; se puede decir incluso sin temor a exagerar que ambas constituyen, como poco, la mitad de la literatura comparada –la mitad que acepta el principio de causalidad como base para la investigación comparativista”. (48)

(…) La relación causal o finalista, definida en términos de anterioridad y posterioridad, no es lo que permite comprender la especificidad de la obra; la influencia siempre es una interpretación creativa; no hay que considerar la total coincidencia como un calco; cada obra supone otra obra, sin que por ello una determine la otra; la influencia contribuye a que fructifiquen sólo las semillas preexistentes; la selección implica parentesco, pero también y, en ocasiones, sobre todo, condiciones históricas específicas, etc… (49)

(…) Sólo hay que salvar las influencias en la medida en que prueban o provocan la existencia de  de coincidencias, de recurrencias, de  elementos literarios comunes y, sobre todo, de la unidad –en determinados aspectos- de la literatura en cuanto que fenómeno mundial. (50).

(..) Para que el comparativismo encuentre su objetivo específico, se tiene que cruzar alguna frontera lingüística, cultural o étnica, se tiene que traspasar el campo de la literatura nacional, se tiene que relacionar directamente a dos o más autores extranjeros o literaturas nacionales. (50)

(…) En definitiva, todo hace pensar que la literatura comparada se encuentra,  ya desde su nacimiento, en constante estado de fragmentación, de conflicto interno, de bifurcación en cualquier caso. Esa “crisis” de cuenta en realidad de un malestar  más profundo y atraviesa –estructural y periódicamente, por así decirlo- la historia de la literatura y el conjunto de las investigaciones literarias. Se trata, en efecto, de la controversia fundamental positivismo-historicismo, por una parte, que postula el estudio de las “relaciones de hecho” en cuanto que ámbito exclusivo del comparativismo, y la aproximación literaria, crítica y valorativa, por otra parte, que permite e incluso exige, comparaciones sin relaciones históricas, así como generalizaciones y juicios de valor. Por un lado,  pues, primacía del “hecho”, por otro, primacía del “texto” o de la “obra” literaria, con todo lo que ello supone. El comparativismo de los hechos frente al comparativismo de las estructuras literarias, lo cual conlleva una dicotomía fundamental y un conflicto agudo de métodos: históricos por un lado, estéticos y teóricos por otro. (las dos escuelas: la francesa y la americana) (54)

(…) La literatura comparada se funde con la historia de la literatura y la crítica literaria, si se enfocan éstas según una perspectiva estética e internacional. (70)

Comprender significa “situar” histórica, ideológica y estéticamente el objeto de estudio, asignarle un lugar en su contexto específico, relacionarlo con sus homólogos. En resumen, interrelacionar las literaturas y comprenderlas unas a través de las otras. (72)

(…)”Todo estudio de la literatura debe partir del texto mismo”, “una vez más, habría que leer los textos”. El método comparativista exige pues que se hagan “análisis de textos”, “análisis comparados”, “esa sutil y dificultosa disciplina que es el análisis literario –y, a pesar de todo, literal- de textos. (73)

Wolfgang Bernard Fleischmann (1973): “Habría, pues, que empezar a considerar la hipótesis de un ‘superconcepto’ que englobara la literatura general, la literatura comparada y la historia de la literatura”. (75)

Describir, interpretar y evaluar constituyen la tríada básica de toda operación comparativista. Cualquier  juicio de valor acerca de las literaturas extranjeras deriva del sistema de valores de cada comparativista y/o de su literatura correspondiente. (77) 

Este postulado (que es también el de un marxismo histórico bien entendido): la historia no queda “excluida”, sino que aparece implicada, cristalizada de diferente manera en cada obra literaria.

Peter Szondi:  “sólo si se analiza la  historia en la obra de arte, y no la obra de arte en la historia, se puede cumplir satisfactoriamente con lo que la obra de arte exige al crítico” (79)

 

BASSNETT SUSAN. ¿QUÉ SIGNIFICA LITERATURA COMPARADA HOY?.

Tarde o temprano, cualquier persona que pretende trabajar en el ámbito de la literatura comparada ha de intentar responder a la pregunta inevitable: ¿Qué es la literatura comparada? La respuesta más simple es que se trata del estudio de textos a través de diferentes culturas, que abarca un ámbito interdisciplinario y que tiene que ver con modelos de conexión entre las literaturas a través del tiempo y del espacio. (87)

Casi se podría decir que cualquiera que tenga algún interés en los libros, se embarca en el camino que lleva a lo que podríamos llamar literatura comparada: leyendo a Chaucer, llegamos a Boccaccio; podemos trazar las fuentes latinas, francesas, españolas e italianas de Shakespeare; podemos estudiar cómo se desarrolló el romanticismo en el contexto europeo en un momento histórico similar; seguir el proceso a través del cual la fascinación por Edgar Allan Poe enriqueció la creación de Baudelaire (…) Una vez que hayamos empezado a leer, estamos moviéndonos a través de fronteras, haciendo asociaciones y conexiones, no estamos ya leyendo dentro de una sola literatura con L mayúscula, denominado por Goethe Weltliteratur…(88)

Benedetto Croce (1973): Esta clase de trabajo (la literatura comparada) se ha de catalogar “dentro de la categoría de pura y simple erudición”. Sugirió que, en lugar de algo llamado literatura comparada, el objeto propio del estudio debería de la historia literaria:

“la historia comparada de la literatura es historia entendida en su verdadero sentido como explicación completa de la obra literaria, abarcando a todas sus relaciones, engarzada en el todo ordenado de la historia universal (¿en qué otro lugar, si no éste, podría estar alojada jamás?)…”(89)

Francois Jost (1974): La literatura nacional no puede constituir un campo de estudio inteligible, a causa de su “perspectiva arbitrariamente limitada”, y la literatura comparada “representa más que una disciplina académica, es una visión general de la literatura, del mundo de las letras, una ecología humanística, una Weltanschauung literaria, una visión del universo cultural, inclusiva y comprehensiva”(91)

Wellek y Warren, en su libro Teoría de la Literatura, de enorme peso para la literatura comparada cuando apareció en 1949, sugieren que: “la literatura comparada…será más exigente en cuanto a la pericia lingüística de nuestros estudiosos. Demanda un ensanchamiento de las perspectivas, una supresión de sentimientos localistas y provincialistas que no del todo fácil de alcanzar” (91)

La visión polisistémica de Itamar Even-Zohar (1979): énfasis en la visión de la literatura como “conglomerado de sistemas” diferenciados y dinámicos. Este concepto  de literatura como polisistema considera sistemas literarios particulares como parte de un todo polifacético, cambiando así los términos del debate sobre culturas “mayoritarias” y “minoritarias”, o “grandes” literaturas y literaturas “marginales”. (100)

 

CULLER JONATHAN. LITERATURA COMPARADA Y TEORÍA LITERARIA.

Si la literatura comparada quiere abrirse camino en las universidades y en el mundo de las organizaciones profesionales, ha de iniciar un debate teórico que ponga en duda el principio según el cual las literaturas nacionales son las unidades legítimas para el estudio de la literatura. (105)

(…) Harold Bloom insiste en que no debería hablarse de influencia como relación entre un ente independiente y otro…”algunas nociones son más difíciles de disipar que aquella que proviene del sentido común y según la cual un texto poético es independiente, tiene un significado averiguable o significados sin referencia a otros textos poéticos…Lamentablemente, los poemas no son cosas sino palabras, y esas palabras se refieren a otras palabras, y esas palabras se refieren a otras palabras y así continuamente en el mundo densamente poblado de la lengua literaria. Cualquier poema es un Inter-poema y cualquier lectura de un poema supone una Inter-lectura”(113)

La intertextualidad es tanto el nombre para referirse a la relación de una obra con determinados textos previos, como la afirmación de que leer una obra es ubicarla en un espacio discursivo en el que se relaciona con varios códigos formados por un diálogo entre texto y lectura. El estudio de las fuentes y la influencia, tal y como tradicionalmente fue concebido bajo cierta presión teórica, ha sido reconsiderado como el estudio de la intertextualidad y amplía su ámbito para incluir las anónimas prácticas discursivas de una cultura, que permiten a una obra producir efectos de significación.. Como afirma Julia Kristeva, una vez que pensamos en una influencia de un texto con relación a otro texto que él mismo cita, transforma y absorbe, anónimamente, entonces, “la noción de intertextualidad se instala en lugar de la intersubjetividad. (114)

Los estudios sobre la influencia se centran en las relaciones entre los acontecimientos del habla individual. La intertextualidad trata esta relación como parte de un fenómeno más amplio: la dependencia ejercida por cada acto de habla sobre el sistema discursivo producido por un tipo particular de actividad del habla.

(..) La transmutación de la influencia en intertextualidad otorga una nueva oportunidad al acto de comparación. (…) La literatura comparada se convierte en el término apropiado para el estudio de la literatura (leer un texto frente a otro, leer un texto como una relectura de otro, leer un texto en el espacio intertextual de una cultura). (115)

…Se puede comparar con la narración histórica, con los cuentos populares, con los consejos que aparecen en diarios y revistas para  aquellos que sufren de amor,con la argumentación filosófica, con todos los textos de que consta una cultura. (116)
 

La literatura comparada puede aceptar la postura de Northrop Frye, según la cual los estudios literarios deben asumir  la coherencia de su disciplina,  postulando  la posibilidad de una poética comprensiva cuyo objeto sería la literatura como un todo, no la literatura de una nación en particular. (117)

(…) Shoshana Felman (Yale French Studies): …Existe un rasgo crucial que constituye a la literatura pero del que esencialmente carece la teoría psicoanalítica y la teoría como tal: la ironía. La ironía consiste, precisamente, en arrastrar a la autoridad a un escenario en que no puede dominar, del que no es consciente y que, por esta razón, se convierte en un escenario para su propia autodestrucción. La literatura, en virtud de su irónica fuerza, desconstruye fundamentalmente la fantasía de la autoridad. La demanda que tiene la literatura de credibilidad y de poder, entrar dentro de nuestra conciencia es semejante a una ventana única a través de la cual la realidad puede, evidentemente, alcanzar nuestra capacidad intelectual. El psicoanálisis nos dice que la fantasía es una ficción y que la conciencia es en sí misma, en cierto sentido, un efecto de la fantasía. De la misma manera, la literatura nos dice que la autoridad es un efecto del lenguaje, el producto, o la creación de su propio poder retórico: esa autoridad es la fuerza de la ficción”(124)

 

REMAK, HENRY H. EL FUTURO DE LA LITERATURA COMPARADA. 

Marx y Engels no podían haber imaginado la compleja evolución de algunas sociedades occidentales hacia la estabilidad de la clase media, el ascenso social-económico desde abajo y la nivelación desde arriba, la asimilación de la imaginación por algunas teorías marxistas como expresión de una utopía previsora social y humana, la mayor compatibilidad de las ideas y sentimientos de la Nueva Izquierda dentro de la sociedad occidental, todos estos elementos se han combinado para crear una rama sofisticada del marxismo, un elemento turbulento y muy importante en la investigación literaria occidental.

El determinismo fundamentalmente económico del marxismo, hoy modificado por factores más diferenciados, es la causa de que se ponga énfasis en los estudios históricos. (131)

La realidad indiscutible sobre el cajón de sastre que es la literatura comparada es que consiste en una organización del lenguaje. Considerando esto, es increíble la poca investigación sistemática que se ha llevado a cabo, hasta hace poco, sobre los lazos entre le lenguaje y la literatura. En nuestros programas doctorales, un especialista en literatura también debe hacer filología o lingüística, y viceversa. (132)

Las correspondencias estructurales entre la lingüística y la literatura abundan:  por ejemplo, el ímpetu de Saussure hacia la lingüística sincrónica frente a la filología tradicional diacrónica encuentra una sorprendente analogía en el cambio de la literatura comparada hacia yuxtaposiciones de período simultáneo lateral (horizontal) para equilibrar su momento histórico sucesivo (vertical). (133)

(…) ¿Qué más podemos hacer en literatura comparada que no hayan hecho, o no hayan hecho bien otros? La literatura comparada no es lo mismo que la teoría literaria o la crítica literaria. No tenemos que establecer diferencias absolutas mutuamente exclusivas entre estos conceptos, pero sería inteligente darles diferentes funciones en una división del trabajo necesaria. El agrupamiento de la literatura en general, la teoría literaria y la literatura comparada bajo una misma dirección ha dañado el crecimiento  de la literatura comparada, que tiende a estar oculto detrás de las teorías deductivas y la historia de las ideas en tales instituciones.

La literatura comparada tiene cinco tareas importantes:

1- Constituye la demostración tangible o la refutación de los principios generales sobre la estructura de la literatura a través del análisis comparado o la síntesis de autores específicos, textos, géneros, corrientes, movimientos, períodos que pertenecen a dos unidades culturales y/o lingüísticas o más, ya sea de diferentes naciones o en culturas muy diferentes en una nación: la literatura comparada debe ser el laboratorio principal de cualquier teoría literaria.

2- La literatura comparada proporciona por analogía, contraste o los estudios de causa y efecto, las síntesis inductivas de los períodos históricos, movimientos, corrientes, tendencias, temas y rasgos estilísticos a un nivel bicultural o multicultural (e.g.  el renacimiento, el romanticismo, el simbolismo, las vanguardias, el expresionismo). En esta categoría las características nacionales se preservan, pero contribuyen a una síntesis supranacional en un nivel superior.

3- La literatura comparada, por una yuxtaposición intensiva de dos o más composiciones o ensayos críticos no necesariamente relacionados por causa (…) busca intensificar la comprensión verbal y cultural de los textos: en este caso representa una faceta, activa o pasiva, de la crítica literaria.

4- La literatura comparada investiga lo que Wellek ha llamado los aspectos de “comercio extranjero” de ciertas obras: intermediarios, recepción, éxito, influencia, traducciones; los viajes al extranjero, las imágenes nacionales y los estudios de actitudes  pertenecerían a esta categoría. Este tipo de esfuerzo es básicamente histórico y autosuficiente.

5- La literatura comparada persigue estudios interdisciplinarios en las cuatro categorías anteriores. (137)

 

SWIGGERS, PIERRE. INNOVACIÓN METODOLÓGICA EN EL ESTUDIO COMPARATIVO DE LA LITERATURA.

El paradigma “antiguo” de la literatura comparada que surgió de planteamientos decimonónico en las ciencias naturales (Cuvier, Ritter) y en la lingüística, era metodológicamente inconsciente. Su punto de partida se encontraba en la comparación espontánea de literaturas nacionales o subnacionales coexistentes. Muy a menudo, esta comparación tenía fuertes tendencias  ideológicas y estaba muy influenciada por profundas convicciones étnicas. En los estudios de casos prácticos la reflexión no era muy abundante y las estrategias metodológicas se tomaron prestadas de otras ciencias (la historia de las ideas desempeñaba aquí el papel principal)

Si tuviéramos que caracterizar el modelo “antiguo”, podríamos hacer la descripción axiomática de la siguiente manera:

1- Por literatura comparada se entiende el estudio de contactos y de relaciones literarias entre dos o más literaturas nacionales o subnacionales. (Guyard)

2- Estas relaciones se establecen mayoritariamente ( o preferiblemente) entre autores, obras o géneros, y se describen en términos de “influencia”, “fuente”, “exportación” (de temas, de ideas), “fortuna literaria”. (Pichois y Rousseau)

3- Especial énfasis se pone en la descripción de estas relaciones, aunque sin pretender construir una tipología de las mismas y sin considerar las causas y contextos estructurales de ellas.

El nuevo paradigma  de literatura comparada debe gran parte de su existencia a los esfuerzos pioneros del círculo estructuralista de Praga, cuyos integrantes hacían especial hincapié en la noción de “función”

Durisin fue el primero en ofrecer una tipología sistemática de las relaciones literarias: distingue entre contactos genéticos (“relaciones de contacto genético”) y relaciones de solidaridad tipológica (“relaciones tipológicas”) Las mencionadas en último lugar se diferencian después según su trasfondo social, literario o psicológico que ha menudo tiene una función normativa. Entre las condiciones literarias de la solidaridad tipológica, se distingue entre condiciones impuestas por: modas o escuelas literarias; géneros literarios; y los rasgos de una obra literaria. El mérito de la tipología de Durisin, en cualquier caso, es la eliminación del concepto de influencia, conseguida a través de la utilización del concepto operacional del tipo (o estrategia) de influencia. Durisin distingue aquí entre estrategias integradoras (imitación, adaptación, préstamo, calco, etc.) y estrategias diferenciadoras ( parodia, “travestismo”, etc) (143)

(..) La teoría de la literatura comparada que se obtiene en resultado  de estos nuevos conocimientos  teóricos, pretende aportar explicaciones estructurales para los fenómenos literarios estudiados desde un punto de vista comparativo. De forma axiomática, las premisas teóricas  de este modelo se  pueden describir de la siguiente manera:

1- La literatura comparada es el estudio, mediante un modelo hipotético-deductivo, de las relaciones jerárquicas (y progresivamente jerarquizadas) entre metatextos translingüísticos.

2- Estas relaciones no se establecen tanto entre autores y obras, sino, más bien, entre sistemas y subsistemas, dominados por ciertas normas y tendencias (estéticas, sociales y políticas).

3- El objetivo no es sólo describir estas relaciones, sino también explicarlas mediante una teoría completamente elaborada y un aparato terminológico estructurado.

El tipo privilegiado por el modelo antiguo es el estudio de la influencia o fortuna de una autor u obra literaria. El objeto modélico es, por tanto, del tipo “exportación/importación literarias”(…) El objeto modélico del paradigma nuevo es una cierta cantidad de metatextos que funcionan dentro de un polisistema literario particular. El referente indirecto de este modelo se constituye por las transformaciones sistemáticas que un metatexto pueda sufrir bajo la influencia de un cierto número de normas impuestas por el sistema literario y por una determinada tradición. El objetivo del modelo nuevo es proporcionar una explicación para el comportamiento de los metatextos dentro de un polisistema literario. (147)

FOKKEMA, DOUWE
. LA LITERATURA COMPARADA Y EL NUEVO PARADIGMA.

Los perfiles de la literatura comparada y del estudio teórico de la literatura están estrechamente relacionados. (…) La pertinencia científica de la literatura comparada reside, en parte, en la comprobación de las hipótesis generales del estudio teórico de la literatura y, en parte, en la descripción y explicación de los fenómenos que ocurren en más de una literatura  y que no se pueden explicar refiriéndose exclusivamente a una de las literaturas nacionales. (132)


El nuevo paradigma consiste en:

a- una nueva concepción del objeto de la investigación literaria

b- la introducción de nuevos métodos

c- una nueva visión de la pertinencia científica del estudio de la literatura

d- una nueva visión de la justificación social del estudio de la literatura.

 

a) Dentro del nuevo paradigma se ha abandonado la exclusividad del “texto literario” como objeto único del estudio de la literatura. (…) El objeto de la investigación literaria consiste en primer lugar en la “situación de comunicación literaria” (..) Puesto que bajo ciertas condiciones ciertos textos se reciben con más frecuencia como literatura que otros por un público lector dado. (…) El examen de los signos en el texto que prevalecen dentro de comunidades semióticas que han de definirse en términos sociológicos, geográficos e históricos, conduce a una investigación de la producción y reconocimiento de los “códigos literarios”. De este modo, los códigos literarios se convierten  en una parte del objeto de la investigación literaria. (…) El texto literario permanece como objeto de la investigación a condición de que el texto se relacione con una situación de comunicación concreta y se conciba como el resultado de una codificación que ha de ser decodificada por uno o más recipientes.

b) El estudio de la situación de comunicación literaria y del código literario, es decir, las convenciones que han guiado la producción y recepción de textos que bajo ciertas condiciones han sido aceptados como literatura, supone la introducción de nuevos métodos. Por ejemplo, la investigación psicológica es necesaria para rastrear  la relación entre el componente estético de la recepción y las funciones emocionales y cognitivas generales del recipiente. La investigación sociológica es necesaria para decidir qué grupos de recipientes poseen un interés y un nivel de desarrollo suficiente para esperar que bajo determinadas condiciones reaccionen de modo similar a ciertos textos.

(…) La  reconstrucción de situaciones de comunicación históricas debería encaminarse al descubrimiento de las reacciones recurrentes de los lectores que apuntan a convenciones específicas presentes parcialmente en los textos. (187)

c) La extensión y la especificación del objeto de la investigación literaria conduce a una nueva visión de la pertinencia científica del estudio de la literatura. (…) Dentro del nuevo paradigma, se distingue de manera estricta entre, por un lado, el estudio científico de la literatura, y por  otro, la crítica literaria y la enseñanza de la literatura.

(…) Además de la pertinencia para el estudio de la estética, es posible que la investigación literaria proporcione datos que puedan ser utilizados por la historia cultural, la psicología cognitiva, la sociología, la teoría de la comunicación y por otras disciplinas. (169)

d)  En el pasado se ha confundido la pertinencia científica de la investigación literaria con su justificación social como resultado de la combinación del estudio científico de la literatura y la transmisión de textos valiosos, del análisis y la interpretación valorativa.

(…) Si la literatura comparada no acepta el desafío del nuevo paradigma y no contribuye a la solución de los problemas que se discuten en los límites entre, por una parte, el estudio de la literatura y, por otra, la psicología, la sociología, la historia cultural, la teoría de la comunicación y la estética, no tendrá muchas posibilidades de sobrevivir como disciplina académica. (172)

 

CHEVREL, YVES. EL PROBLEMA DE LA EVALUACIÓN EN LA ENSEÑANZA DE LA LITERATUA COMPARADA.

 

...junto a las “relaciones de hecho”, debemos reservar un lugar a la formación del juicio estético. (221)

La evaluación literaria se inscribe entre dos polos extremos (del rechazo y del desasosiego): del rechazo al entusiasmo, pasando por todos los puntos intermedios posibles. Porque rechaza los juicios pronunciados de una vez por todas, porque admite que toda nueva lectura de una obra, toda lectura de una obra nueva puede replantear una jerarquía que todo lector debe poder constituirse para sí mismo en cualquier momento, la literatura comparada manifiesta que tiene un papel insustituible que desempeñar: el de una disciplina de riesgo. (223)



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